Capítulo 4: De Javier para Hugo

29 10 1
                                    

Desde el Hospital General de Zona No. 2, Aguascalientes, Ags. 2020.

Había pasado una semana desde nuestra primera conversación mirando el atardecer, y a pesar de habernos abierto en algunas cosas el uno al otro, en la preparatoria me seguías tratando como un simple extraño.

Cuando nuestras miradas se habían encontrado de vez en cuando por los pasillos de la institución, solo me sonreías. No sé si era por lo que habíamos hablado la noche del sábado o porque estaban tus amigos. Pero sabía que algo ocultabas y no sabía si descubrirlo o dejarlo ahí guardado.

La fiesta de graduación estaba cada vez más cerca. Faltaban alrededor de tres semanas para poder salir al fin de este lugar. Pero cada día era más pesado que otro, más aburrido y tedioso que otro.

Ese día en la preparatoria decidí hacerte lo mismo que tú habías hecho conmigo: ignorarte. Y no sé si lo hice por capricho o por qué, pero después me sentí mal.

Las clases pasaban y pasaban, y hacían el día más aburrido que de costumbre, hasta la hora de la salida. Ese día salimos temprano porque el último maestro no llegó, así que mientras esperaba a Alexa, Leslie y Óscar (mis tres mejores amigos) te miré caminar hacia la puerta de salida de la institución.

Ibas solo, bebiendo de tu botella de agua. Miraste hacia atrás y esperaste a uno de tus amigos, a quien recibiste con una enorme sonrisa en los labios y chocaste el puño con él. Te seguí con la mirada hasta que desapareciste por el pasillo de la entrada principal, cruzando la puerta y logré ver cómo le dabas algo en la mano cuando se despedían.

Fruncí el ceño un poco confundido y me giré en cuanto escuché la voz de Alexa llamándome.

—¿Qué miras? —Me preguntó con una sonrisa traviesa en los labios.

Negué con la cabeza y me encogí de hombros.

—Nada.

—¿Seguro? —Inquirió en tono burlón ampliando su sonrisa. Asentí con la cabeza y comenzamos a caminar después de que Óscar y Leslie nos alcanzaran.

Deseaba poder llegar a tiempo a la entrada de la preparatoria para ver si seguías ahí y poder preguntarte cómo te sentías. Pero, cuando llegué, tú ya no estabas y no había rastro alguno de tu presencia. Emití un largo suspiro mientras caminábamos los cuatro en la misma dirección. Aunque ellos reían, yo no emitía ningún sonido porque lo único que había en mi mente eras tú.

Alexa me golpeó en el hombro con la suficiente fuerza para traerme de regreso a la tierra y parpadeé atónito.

—¿Todo bien?

—Sí.

Alexa me conocía bien y sabía que le ocultaba algo con solo mirarme a los ojos. Pero no era nada importante lo que le ocultaba, y más porque ella pensaba que tú y yo nos llevábamos fatal. Pero sabía que en algún momento tenía que contarle la verdad y decirle que en realidad nos llevábamos bien.

Avanzábamos cada vez más hacia el parque, que tomábamos de atajo para acortar el camino de ida a nuestras casas. Y te vi ahí.

Con otro chico.

No podría decir qué sentí en ese momento, porque la verdad es que no sabía lo que era. Por una parte, me sentí decepcionado de verte con él y no sabía ni siquiera por qué, y por otro lado me sentía molesto. Me confundía.

Mis pasos aumentaron de velocidad conforme entrabamos al parque, en dirección hacia ti. Pero me detuve en seco cuando Alexa gritó mi nombre y tu mirada se desvió del chico hacia mí, mirándome de pies a cabeza. Me sentía indefenso en ese momento, tu mirada era pesada y era el centro de atención en aquel lugar.

Hasta que el sol deje de brillar (TERMINADA)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ