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AEGEA NO HABÍA PODIDO DORMIR LA NOCHE ANTERIOR, había pasado dando vueltas en su cama pensando en James, en Sirius, en Adelaide y mil cosas más. Ahora vagaba por los pasillos de Hogwarts en busca de aquel Gryffindor que la volvía loca. Sin embargo, para su suerte, James parecía haberse esfumado de la faz de la tierra.
Entró al baño de mujeres dispuesta a lavarse la cara, pero unas voces riendo y murmurando hicieron que se detuviera y escuchase lo que estaban diciendo. Se escondió y se quedó en silencio, eran dos chicas hablando y necesitaba reconocer esas voces.
—¡Te dije que iba a funcionar! —La primera chica habló.
—Lo sé, lo sé. Aunque creo que es muy cansado hacer una poción de amor diariamente para Sirius, honestamente no sé si tenga ánimos para eso. Lástima que dure tan poco el efecto.
—Marlene, trabajaste duro para lograr lo que hiciste. No dejes que tu esfuerzo sea en vano.
—Lo sé, lo sé... es solo que me da un poco de remordimiento hacer todo esto. —McKinnon hizo una breve pausa. —Hablemos de esto en otro lado, aquí nos puede escuchar cualquiera. —Siguió Marlene y en cuanto la diosa escuchó sus pasos cada vez más cerca salió disparada del lugar.
Aegea tenía la boca abierta del asombro, no podía creérselo. Buscaba a Adelaide por todos lados y no podía encontrarla, ni a ella ni a Lily. Pero sí vio a James y a el resto de los merodeadores. Venían riendo y bromeando juntos, pero en cuanto James cruzó su mirada con la de Aegea su semblante se tornó triste haciendo que el corazón de la diosa se encogiera.
—Ustedes váyanse, luego los alcanzo. —Les dijo Potter a los chicos.
—Me gusta más cuando no están las chicas. —Susurró Peter pero solo Remus logró escucharlo.
Los tres merodeadores se retiraron del lugar, dejando solos a James y a Aegea. Potter se acercó a su novia cautelosamente, como si tuviese miedo de espantarla y tímidamente murmuró un 'hola'.
—James, quisiera quedarme a conversar pero tengo que resolver algo urgentemente. —Se apresuró a decir la diosa.
—Bueno te acompaño, resuelves eso y luego hablaremos.
Aegea no quiso discutir así que simplemente asintió y con James empezó a buscar a sus amigas. Potter no entendía el porqué de la desesperación de su novia, sin embargo no la cuestionaba.
—Gea, no quiero ser entrometido, pero...
—Busco a Adelaide porque Marlene le dio Amortentia a Sirius. —La diosa contestó antes de que James pudiera terminar la oración y la cara del merodeador expresó asombro inmediatamente.
