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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀AL DÍA SIGUIENTE LUEGO DEL CASTIGO Aegea siguió normal con sus clases, conoció a casi todos los profesores y trató de dar una buena impresión. Por la tarde se quedó en su sala común leyendo libros sobre la historia de la magia y para familiarizarse un poco más con ella.
—¡Aegea! —La mencionada levantó la cabeza y vio a Adelaide saliendo de los cuartos de las chicas. —¿Me acompañas? Iré a ver a Sirius en las prácticas de Quidditch.
—¿Quidditch? Ni siquiera sé qué es, Addy. —Aegea sonrió, —además estoy estudiando.
—¡Eso no importa! —La rubia se acercó a la otra chica y tomó el libro que tenía en las manos y lo puso a un lado. —Puedes estudiar luego, es más, podemos estudiar juntas otro día si quieres, iremos a la biblioteca. Por favor —Adelaide hizo un puchero.
Aegea rodó los ojos y sonrió.
—Bien, pero mañana te quiero ver en la biblioteca.
—¡Sí, lo que tú digas! ¡Vámonos! —Entrelazó su brazo con el de Aegea y la arrastró mientras daba pequeños saltos.
Ambas se fueron al campo de Quidditch, donde según lo que le dijo Adelaide a Aegea estaría el equipo de Quidditch de Gryffindor. Una vez ahí, lograron ver a Remus sentado en las bancas.
—¡Hola! —saludó Adelaide entusiasmada sobresaltando a Remus quien leía un libro. —Ay, perdón.
—No te preocupes, —el chico le sonrió. —Oh, hola, Aegea.
—Hola, Remus. ¿Qué lees?
—Ah, nada interesante. Novelas muggles.
—¡Eso es genial! ¿Dónde las conseguiste? —Aegea preguntó curiosa.
—Uh... eran de mi mamá. Mi papá me las dio porque él casi no lee y no quiere que se queden en el olvido y empolvadas.
—Oh, ya veo. —Dijo Aegea.
Se formó un silencio incómodo, pero fue interrumpido por Sirius cuando saludó a ambas chicas y luego por James quien repitió la acción.
—¿De qué se trata todo esto del Quidditch? —Quiso saber la griega.
—¿En tu país no lo juegan? —Sirius sonó sorprendido.
La chica rió.
—Oh no, digamos que en mi país prefieren los deportes antiguos, muy antiguos. Bueno, al menos en mi familia, preferimos otro tipo de deportes.
