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LA TEMÁTICA DEL BAILE DE HALLOWEEN DE ESE AÑO ERA UNA MASCARADA. Era exactamente 30 de octubre de 1976 y Marlene, Lily, Adelaide y Aegea se estaban arreglando para la celebración.
Las cuatro tenían unos vestidos preciosos, cortos y de colores de noche elegantes. Adelaide ayudaba a Marlene con su maquillaje mientras Aegea buscaba su túnica de gala entre su ropa y Lily terminaba su peinado.
Una vez la griega encontró su túnica, llamó la atención de Lily Evans pidiendo ayuda para ponérselo. La pelirroja volteó a ver a la diosa e inmediatamente sus mejillas se calentaron al ver a Aegea en sostén. Cosa que pasó desapercibida por la griega.
—Solo tienes que ayudarme a subir el zipper. —Le dijo la diosa a Evans.
Una vez tenía su preciosa túnica azul oscuro puesta, llamó a sus amigas buscando alguna opinión o ayuda si le faltaba algo. Su vestuario era simple, pero elegante, su peinado era un medio recogido con trenzas y llevaba también un collar que su madre le había obsequiado.
—Estás perfecta, cara. —Le dijo Adelaide y el resto de chicas asintieron.
Todas estaban en la habitación que compartían Aegea y Adelaide en la torre de Ravenclaw. Casi estaban listas y ahora solo les tocaba esperar por los chicos.
Por otro lado, unos minutos antes de haber pasado por las chicas, los merodeadores se alistaban juntos en su habitación. Peter iba acompañado por Marlene, Sirius obviamente por Adelaide, Remus con Lily —en plan amigos— y James con Aegea.
—Debo admitir... que pensé que invitarías a Lily. —Le dijo Sirius a James y los otros dos merodeadores asintieron estando de acuerdo.
—Pensé en invitarla... —comenzó Potter. —Pero con Aegea me siento muchísimo más cómodo, como si estuviéramos conectados.
—¿Te gusta? —Preguntó Peter.
—Sí... ¡digo no! Somos amigos y hasta ahí. —James dijo no muy convencido.
—Te gusta. —Afirmó Remus.
—No. —Volvió a negar el de lentes. —Y aunque me gustara, yo no le gusto a ella, no funcionaríamos y su familia me aterra.
—A todos nos aterra su familia, cornamenta. —Remus le contestó.
—¿Cómo estás tan seguro que no le gustas, James? —Peter le preguntó a Potter. —No pierdes nada tratando.
