viii. prank

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VIII. PRANK

                    DURANTE EL PERIODO DE TIEMPO QUE AEGEA LLEVABA juntándose con los merodeadores, Adelaide y otras alumnas de Gryffindor como Marlene McKinnon, lo había pasado de lo mejor

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                    DURANTE EL PERIODO DE TIEMPO QUE AEGEA LLEVABA juntándose con los merodeadores, Adelaide y otras alumnas de Gryffindor como Marlene McKinnon, lo había pasado de lo mejor. Eran gente muy divertida y alegre, cada uno tenía algo que ofrecer.

Adelaide era muy inteligente, tenía también un carácter muy agradable y era divertido ver sus peleas con Sirius. Remus, a pesar de ser el más responsable de ellos, sabía divertirse y siempre estaba ahí para recomendarle un buen libro. Sirius y Aegea eran parecidos en cierto modo y no solo por el hecho de pertenecer a ciertas familias, el ser sarcásticos con una chispa bromista de hacer risa sus problemas los hacía geniales. Con Peter no se llevaba mucho, él era muy tímido, pero no le desagradaba, luego las cosas con él serían mejores.

Con James las cosas eran un tanto diferentes, a Aegea se le hizo tierno y le cayó bien desde su intento fallido de coqueteo en francés. Para la griega era una persona fantástica aunque otros no lo vieran así, le caía muy bien. Cuando ellos dos empezaron a hablar más, las cosas nunca fueron incómodas y siempre encontraban de qué hablar, un poco loco si le preguntabas a alguno.

Ya habían pasado unos días desde la competencia y todo estaba normal para ellos. Con los habituales castigos por Filch y los regaños de McGonagall. Todos se encontraban sentados en el patio del castillo, los chicos le contaban a Aegea unas cuantas bromas que habían hecho antes de que ella llegara. Adelaide y Sirius estaban acostados en la grama, la rubia con la cabeza en el pecho del pelinegro. Se miraban muy tiernos.

—¿En verdad hicieron eso? —Preguntó Aegea y soltó una carcajada.

—¡Claro! Filch nos debía una, había que vengarnos y ¿Qué mejor que una tormenta de nieve en su oficina? —Le respondió Sirius sonriendo.

—Oh, por los dioses, me hubiera gustado presenciar eso. —Dijo Aegea.

—No te preocupes por eso, te aseguro que tienen como mil bromas más por hacer, —Adelaide habló para luego bostezar. —Merlín, muero de sueño.

—¿Quieres que te acompañe a la cama? —Sirius le preguntó pícaro.

La rubia le dio una leve palmada en el pecho y le dijo entre dientes:

—Idiota, soy muy joven y tú incluso menor, cierra el pico.

Aegea dirigió su mirada a Remus quien leía en silencio y solo reía de vez en cuando por alguna tontería de sus amigos.

—Remus, te devolveré tu libro luego, me faltan solo unas páginas por terminar. —Le habló la diosa.

—Oh, no te preocupes, tomate tu tiempo. Tú disfruta de Orgullo y Prejuicio. —Le contestó y le dio una sonrisa, luego devolvió su vista a su lectura.

Era lindo pasar un tiempo juntos luego de clases, en los días que estaban libres y no podían ir a Hogsmeade les gustaba ir al patio a platicar o alguna que otra vez a jugar Quidditch. Ya había empezado a oscurecer por lo cual decidieron ir al gran comedor a esperar la cena y se sentaron en la mesa de las águilas.

GODDESS,   james potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora