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YA ERA FIN DE CURSO Y TODOS SE PREPARABAN PARA IRSE A SUS CASAS. Aegea había acordado al final que iba a mudarse con Adelaide, si bien James se lo había ofrecido primero, cuando su amiga se lo pidió fue imposible negarse. Además que ambas eran chicas, prácticamente hermanas y entre mujeres siempre hay más confianza.
Lailah y Dumah, las madres de la rubia, no habían tenido inconveniente con la estadía de Aegea y la esperaban con muchas ansias. Los planes para esas vacaciones era primero las chicas llegarían a casa de Adelaide y los chicos a la de James. Luego ellas se irían a el hogar de los Potter donde se quedarían hasta que comience el siguiente año escolar.
Adelaide y Aegea estaban juntas en su habitación terminando de empacar y charlando de cualquier cosa que se les pasara por la mente hasta que salió el tema de James.
—¿Qué ha sucedido con James estos días? ¿Cómo van las cosas entre ustedes dos? —Preguntó Adelaide.
—Para serte sincera, Addy, creo que es mejor tomar las cosas con calma entre él y yo...
—¿Qué? —La rubia casi se quiebra el cuello por el movimiento brusco que hizo para ver a la diosa. —¿Por qué? ¿Qué sucedió?
—No sé... es solo que no creo gustarle, siento que me ve solo como amiga. —Adelaide quería reír a carcajadas pero se contuvo. —Además que primero necesito estabilizarme y luego veremos que pasa.
—Estás ciega, pero bueno... —Susurró la italiana por lo cual Aegea no logró escucharla. —Aegea, tienes mi casa disponible por el tiempo que necesites, no te sientas obligada a encontrar un lugar donde vivir ya mismo porque ni nos hemos graduado. Segundo, James se perdería de tremenda golosina si no le gustas. Es más, hasta yo te doy.
—¡Addy! —Exclamó Aegea con sus mejillas rojas.
—¿Qué? Mira como conquistaste hasta a Evans.
—Oh... cierto, ¿cómo sigue Lily?
—No sé mucho la verdad, se distanció y creo que con quien más habla es con Remus, deberías preguntarle a él. —Adelaide se encogió de hombros.
—Tienes razón, eso haré... justo ahora.
—¿Ahora? Pero si no has terminado de empacar.
Con un simple movimiento de varita Aegea guardó sus cosas y las de Addy en la maleta de cada una. Sonrió satisfecha y salió de la sala común de Ravenclaw en busca de Lupin. Luego de deambular un rato por los pasillos de Hogwarts, encontró a los cuatro merodeadores en el campo de Quidditch lanzándose pequeñas rocas.
