¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A PESAR DE ESTAR PREOCUPADA POR SU FAMILIA, Aegea tenía que seguir con sus estudios en Hogwarts y esforzarse para no preocupar a nadie ni llamar la atención. En especial a Deméter quién era muy protectora con ella, tanto así que no trataba de nunca dejarla sola, vivía con el constante miedo de que su Hades se la llevara tal y como hizo con Persephone. Era entendible, ella había perdido a su hija, había dejado que Hades se la llevara y se sentía todavía culpable por ello.
Sabía que por el momento era mejor quedarse en Hogwarts y tratar de no meterse en problemas, aunque eso iba a ser difícil debido a que era amiga de los merodeadores y Adelaide.
La chica entró al salón de clases donde la profesora McGonagall les enseñaría más sobre Transformaciones, se sentó al lado de un chico en una de los primeros asientos. El chico tenía un aspecto un poco raro, sombrío, tenía el cabello negro un poco largo y usaba una túnica que indicaba que era de Slytherin.
»Él debe ser Quejicus« Pensó Aegea.
—¡Hola! Soy Aegea, ¿cómo te llamas? —Preguntó amable.
—No te pregunté quién eras y no me interesa saberlo.
»Uy, que grosero« Dijo la chica en su mente.
Aegea vio que en sus cosas estaba escrito su nombre.
—Oh, tú eres Quej... —se calló antes de decir algo que pudiera molestar más a la serpiente. —Severus, tú eres Severus.
—Felicidades, —dijo con sarcasmo —seguro tus amigos ya te lo habían dicho, ya sabes, viven pendientes de las vidas de los otros.
—De hecho me dijeron otro nombre, pero eso no importa. Pareces alguien interesante.
—¿Ah si? Métete en lo tuyo y cállate.
Eso la había ofendido, para nadie era satisfactorio sr callado de una manera tan grosera.
—A mí nadie me calla. —Dijo molesta.
Severus le iba responder, pero fue interrumpido por McGonagall quien inició a dar su clase. Luego de un rato, la chica ya se había tranquilizado. Agitaba su lápiz y movía su pierna ansiosa porque ya quería que terminara la clase.
—¿Puedes parar? —Severus la miró fastidiado.
—¿Por qué se llevan mal? —Aegea habló cambiando el tema.
