xii. mad eagles

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XII. MAD EAGLES

                         LOS PASILLOS DEL VIEJO CASTILLO ESTABAN CASI VACÍOS, era fin de curso y la mayoría de estudiantes estaban en sus salas comunes empacando sus cosas

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                         LOS PASILLOS DEL VIEJO CASTILLO ESTABAN CASI VACÍOS, era fin de curso y la mayoría de estudiantes estaban en sus salas comunes empacando sus cosas.

En la sala común de Ravenclaw, Aegea y su mejor amiga charlaban sobre que iban a hacer en vacaciones en casa de la otra. Sí, la griega había conseguido el permiso para que sus amigos la visitaran en su hogar y como extra, también poder visitarlos a ellos.

Claro que no fue nada fácil, porque Zeus no quería que fuera, aún así unas cuantas cartas a su verdadero padre ayudaron un poco a la chica; quien se encontraba muy emocionada por todos sus planes.

—Ya quiero que conozcas a mis madres —dijo Addy. —Estoy segura que les caerás súper bien, ellas son muy amorosas de hecho.

—No me has dicho aún cómo se llaman, Addy —le recordó Aegea.

—Oh cierto, se llaman Lailah y Dumah, nombres raros, lo sé —respondió la italiana.

—Raros, pero lindos. —Aegea sonrió. —Entonces, ¿Sirius, Peter y Remus se quedarán donde James?

—Así es, luego llegan a mi casa para irnos todos a la tuya —, dijo la rubia y la griega asintió. —Bien, creo que ya terminé de empacar todo, ¿estás lista?

—Sí, vámonos.

Ambas salieron de la habitación ya listas para irse al tren y buscar a sus amigos. Su equipaje era transportado con magia luego al expreso de Hogwarts, así que ellas no lo tenían que cargar.

En cuanto pusieron un pie fuera de la sala, escucharon como les arrojaban varias bombas desprendiendo un asqueroso olor y un humo verde las rodeó.

—¡Sirius, si fuiste tú ten por seguro que te ahorco! —Gritó la rubia y salió corriendo a pesar del olor que había quedado impregnado en su ropa.

—¡Addy, espera! Apestamos —le dijo Aegea. —Literalmente apestamos.

—No me importa, le arrancaré las extensiones a quien sea que me haya arrojado esto.

Adelaide corrió siendo seguida por su amiga hacia donde se encontraban todos esperando poder salir, buscaron entre toda la gente que se apartaba al sentir su olor hasta que los encontraron.

—¡Sirius Orion Black! —El enojo de la rubia se le notaba a kilómetros. —¡Te arranco esas extensiones si tú me hiciste esto!

—¿Pero qué les pasó? —Preguntó James tapándose la nariz y viendo cómo Sirius y Adelaide peleaban.

—Bomba fétida —respondió la griega también tapándose la nariz.

—¡Addy, juro que yo no lo hice! ¡No te haría eso sabiendo que te podrías enojar lo suficiente como para no dejarme entrar a tu casa! —Black la tomaba de los hombros tratando de que ella no se le acercara mucho.

GODDESS,   james potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora