La Tragedia De Busan [NCT] [finalizada]

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4:25 AM.

Los tres Oficiales se encuentran difícilmente dormidos en una posición para nada cómoda, Taeil está en su silla giratoria, Doyoung se mantiene durmiendo sentado en el suelo con su espalda y cabeza recostada en la fría pared y John en el sofá con su cuello totalmente entumecido.

Las horas habían pasado lentas y tortuosas. Puesto que llegaron a la conclusión de que en la desaparición había más que un simple rencor. Algo habían hecho o quizás una mala actitud desencadenó una miseria para los nueve muchachos.

No estaban muy seguros de qué pudo ser, pero sí sabían que esto estaba llevándoles muchos días. Ya hace una semana o quizás más días pasaron desde la última vez que los vieron con vida.

Y eso logra romperlos un poco aunque no digan nada, ¿Por qué? Porque saben de muchos casos en donde jóvenes desaparecen y lamentablemente sus vidas se ven interrumpidas de forma cruel e incluso, espantosas.

John se remueve entre un sueño que comienza a tomar forma en su mente, allí puede ver a los nueve muchachos riéndose y conversando como si nada pasará, como si se conocieran de toda una vida y en vez de ser solo tres en cada grupo, serían todos juntos permitiéndose disfrutar de lo que es vivir la juventud a flor de piel, sin ningún problema, ningún dolor y menos pesar en sus corazones.

Él los está observando junto a Doyoung y Taeil. Los tres tienen una sonrisa en sus rostros, pero poco a poco éstas van desapareciendo conforme los muchachos de igual forma.

La vista bonita que conseguían ya no era armoniosa, sino una tormenta llegó de forma repentina. El primero en irse es Jaehyun llevándose de la mano a Kun el cual se despedía con un ademán de manos, los demás perdían sus sonrisas y lentamente comenzaban a caer al suelo siendo amordazados por tipos con vestimenta negras que les impedían ver sus rostros. Ellos gritaban, intentaban que los dejarán libres pero sus pies no se movían y cuando todo parece irse al demonio...

—¡Joder!— John se levanta de golpe al escuchar un rayo caer en la profunda y oscura noche de Busan.

Tomando su cabeza entre ambas manos, intenta tranquilizarse e incluso, respira varias veces para no comenzar a hiper ventilar. Pero eso no le era posible, pues su pecho se oprimió tanto que un dolor punzante lo hizo jadear.

Y allí estaba ese mal presentimiento, uno que estaba desesperandolo de forma repentina.

—No...— Susurró cerrando sus ojos con fuerzas—. No, por favor no.

Obligándose a calmarse, visualizó como sus compañeros aún dormían y la lluvia seguía azotando la ciudad con frenesí.

Intentó contar hasta diez, quizás hasta cien, pero ese presentimiento de malicia seguía en su pecho clavándose como una daga.

Le dolía.

— Oigan— Incapaz de poder soportar un segundo más ese sabor amargo en su boca y la angustia comerle el alma, comienza a llamar a sus compañeros—. Oigan, despierten.