Aᴍʙᴏs Pʀᴏxʏ's ǫᴜɪᴇʀᴇɴ ᴀ ʟᴀ ᴍɪsᴍᴀ ᴄʜɪᴄᴀ, ᴘᴇʀᴏ sᴏ́ʟᴏ ᴜɴᴏ ʟᴀ ᴛᴇɴᴅʀᴀ́.
Nunca sabes quién te observa.
Nunca sabes quién te sigue los pasos.
Nunca sabes quién te piensa.
Y cuando te dés cuenta, puede ser demasiado tarde. Ya eres su objetivo, su obsesió...
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Elena Jones
—Hola, mi nombre es Kenia Watson. Mucho gusto en conocerte.—Sonrió aquélla muchacha rubia de bonitos ojos azules.
—El gusto es mío, mi nombre es Emily Higgins.—Estreché educadamente mi mano.
—Sí, Emily. Kenia es mi nieta, la chica que te mencioné el otro día.—Comentó la abuela.
—Sí recuerdo.—Respondí suavemente.
—Kenia se quedará una temporada con nosotras, espero que no te moleste.—Mencionó la abuela.
—¡Ah, no se preocupe, abuela!—Exclamé agitando mis manos.—Después de todo ésta es su casa—.
—¡Oh, por Díos! ¡Tus ojos son preciosos!—Exclamó Kenia mirándome.
—Muchas gracias, los tuyos también son hermosos.—Le sonreí a Kenia.
—Gracias. Lo siento, me emocioné mucho, es que casi no veo personas con ojos bicolor.—Comentó muy risueña.—Espero llevarme de maravilla contigo—.
—Igualmente, espero lo mismo.—Sonreí suavemente.—Creo que debo desocupar el cuarto dónde me estoy hospedando porque es tuyo—.
—Hmm... No, así déjalo. Me quedaré en otro cuarto.—Negó nerviosa.
—No, ¿Cómo crees? Después de todo estoy de arrimada y no tengo ningún problema con cambiarme de cuarto.—Insistí amablemente por ocupar un cuarto que no es mío.
—No te preocupes, Emily. De hecho, no me gusta mi cuarto, no me gusta la vista que dá al bosque, me aterra un poco.—Confesó con voz temerosa.
A mí me gustan muchos los bosques, pero admito que ese bosque dá un poco de miedo. Siento que oculta algo siniestro. Y tampoco me gusta mucho el cuarto de Kenia. Es hermoso, pero me perturba sentirme observada desde la ventana y eso es aterrador. En fín, me toca aguantarme y quedarme en ese cuarto.
—Ay, Kenia, no hubieras regresado a éste pueblo. Éste lugar se ha vuelto muy peligroso e inseguro.—Dijo la abuela con ligero miedo en su voz.
—¿Por qué lo dices, abuela? ¿Sucedió algo que yo no sepa?—Pregunta Kenia notablemente preocupada.
—Cuando Emily recién llegó al pueblo, sufrió un asalto.—Temblé recordando lo de aquélla noche.
La verdad no sólo fue un asalto, pasó algo más; Esos hombres enmascarados son los que me aterran.
—Y últimamente han desaparecido muchas chicas de la edad de ustedes y las encuentran masacradas o definitivamente nunca encuentran los cuerpos.—La cara de Kenia palideció por lo que contó la abuela.
—Eso es horrible. ¿Y no se sabe quién es el responsable?—Pregunta Kenia.
—Aún no, la policía está haciendo sus investigaciones.—Respondió la abuela.—Te confieso que me dá pendiente que Emily salga a trabajar por tanto peligro que hay—.
