Aᴍʙᴏs Pʀᴏxʏ's ǫᴜɪᴇʀᴇɴ ᴀ ʟᴀ ᴍɪsᴍᴀ ᴄʜɪᴄᴀ, ᴘᴇʀᴏ sᴏ́ʟᴏ ᴜɴᴏ ʟᴀ ᴛᴇɴᴅʀᴀ́.
Nunca sabes quién te observa.
Nunca sabes quién te sigue los pasos.
Nunca sabes quién te piensa.
Y cuando te dés cuenta, puede ser demasiado tarde. Ya eres su objetivo, su obsesió...
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Elena Jones
Quisiera luchar, patalear, golpearlo, rasguñarlo o tan sólo tener las suficientes fuerzas para empujarlo e intentar quitármelo de encima, pero ha atado mis manos con una soga a la cabecera de la cama y me ha obligado a oler ese trapo para mantenerme aturdida, ya que empecé a rehusarme cuando se posicionó entre mis piernas.
—B-Brian... D-Detente... ¡Ay...!—Ruego al sentir la punta de su miembro erecto en mi entrada y empuja poco a poco. Luego sale y empuja más adentro, y así sucesivamente, hasta que su miembro entra por completo en mi interior.
Lloré al sentir esa monstruosidad abrir mis paredes vaginales, llegando hasta mi tope.
—Tranquila... Relájate...—Susurra excitado en mi oído mientras comienza con embestidas lentas, pero rudas.
—¡No, no, no! ¡No te muevas! ¡Espera...!—Grité adolorida ante tal rudeza.
«A pesar de que se mueve lento y con cuidado en mi interior me duele».
—No puedo... Me vuelves loco, preciosa...—Susurra agarrando mis caderas para dar estocadas más profundas, pero lentas.
Mordí mi labio hasta el punto de hacerlo sangrar. Sigue doliendo como la primera vez, no puedo acostumbrarme a éste dolor.
—Brian... Ya...—Cerré fuerte mis ojos hasta tal grado de llorar. Mi cuerpo y mi voz tiemblan del dolor de cómo se ha abierto paso en mí.—Idiota, eres un bruto, ya quítate...—
—Cállate, cállate, cállate, dulzura...—Se dedicó a morder y dejar marcas dolorosas en mi cuello y hombros mientras que no deja de embestir.—Agradece que estoy siendo suave contigo, no quiero partirte en dos.—Dice entre jadeos.
—Me duele... Eres un animal...—Susurré adolorida mientras entierro mis uñas en la palma de mi mano.
Intenté desatarme de las cuerdas que me tienen aprisionada, pero están muy bien atadas a mis manos, ya que no logro aflojarlas ni un poco.
«No puedo».
Sólo logro cansarme y lastimarme más de lo que ya está haciendo Hoodie. Las cuerdas me raspan la piel de mis manos y ya comienza arder.
—Elena, mi Elena, te amo demasiado...—Gime con placer aumentando el ritmo de las embestidas.
«Ahora sí se volvió más agresivo y menos compasivo».
—¡Basta, basta! ¡M-Me estás l-lastimando!—Supliqué retorciéndome en la cama por ser brutalmente tomada a la fuerza.
—Ya cállate, no grites y deja de llorar...—Cubrió mi boca para callar mis gritos y sollozos mientras sus embestidas se vuelven más profundas y directas.
