Aᴍʙᴏs Pʀᴏxʏ's ǫᴜɪᴇʀᴇɴ ᴀ ʟᴀ ᴍɪsᴍᴀ ᴄʜɪᴄᴀ, ᴘᴇʀᴏ sᴏ́ʟᴏ ᴜɴᴏ ʟᴀ ᴛᴇɴᴅʀᴀ́.
Nunca sabes quién te observa.
Nunca sabes quién te sigue los pasos.
Nunca sabes quién te piensa.
Y cuando te dés cuenta, puede ser demasiado tarde. Ya eres su objetivo, su obsesió...
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Elena Jones
Debí poner más atención a cada una de sus palabras y comportamientos. Por más diminuto e insignificante que fuera.
Después de ese incidente con Tim regresé a mi lugar de trabajo. Por suerte mi jefa no se enteró del escándalo porque no estaba.
Pero sí tenía a todas mis compañeras de trabajo alrededor mío, preguntándome sobre Tim, qué había pasado entre nosotros y toda esa mierda. La verdad, sólo les mostré el collar que me regaló y les conté que hablamos un poco, fue todo.
Todas gritaron como una fangirls locas y hasta me shippearon con Tim.
«Estoy muy avergonzada».
Pero no les conté a mis compañeras la peor parte; No les conté nada sobre el temperamento de Tim y que discutimos, no quise mencionar nada de eso.
—Emily, ¿Estás bien?—Pregunta mi compañera Ana al notarme muy pensativa.—Te noto nerviosa y... Asustada—.
—E-Estoy bien, no sucede nada.—Mentí ocultando mi miedo.
—¿Qué pasó realmente cuando te quedaste sola con Tim? ¿Acaso discutieron?—Insistió un tanto preocupada.
—No, no pasó nada. Todo está bien.—Finalicé evitando a mi compañera y yendo a los vestidores a cambiarme de ropa.
Mientras me quitaba mi uniforme para ponerme mi ropa normal recordé a Tim.
«Definitivamente, no quiero volver a hablar con él».
Admito que me atrae ese chico, pero lo que hizo hoy me asustó y me intimidó mucho. No entiendo por qué reaccionó así al ver las marcas en mi cuerpo. No entiendo en qué le afecta a él.
Miré el collar que me regaló, decidí quitármelo y guardarlo en mi bolsa, es muy bonito, pero no lo quiero y me voy a deshacer de el. No quiero nada de Tim, no quiero que vaya a pensar que yo quiero algo con él por aceptarle regalos.
No me interesa tener ningún tipo de compromiso con nadie. Ni mucho menos con un hombre tan temperamental como él. Fue suficiente lo que viví con mi tío, no volveré a permitir que ningún hombre vuelva a ponerme una mano encima.
«Basta».
Una vez vestida, salí de los vestidores actuando normal y despidiéndome de mis compañeras.
Al salir de la cafetería me sentí observada, miré de reojo y noté a alguien escondido entre unos arbustos, pero al mirar hacia allá ya no ví a nadie.
