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Alexandra Broome.

Obviamente, Max no me dirá nada. Eso está más claro que el agua.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué pinche razón no me quiere decir nada? ¿Qué habrá pasado para qué saliera del instituto y no me quiera decir? De todas maneras, yo voy a respetar su privacidad. Pero, es que ¡agh! No me gusta comerme las uñas de la ansiedad y la intriga. Odio estar así por Max.

Todo Max.

Pués si.

Voy en camino a casa de Aaron, para celebrar su cumpleaños. He decidido ir de lo más sencilla, me coloqué un pantalón negro, una camisa de mangas largas y cuello de tortuga blanca y mis botas favoritas negras. Mi cabello lo dejé suelto.

Llevo en una mano el regalo para Aaron y en la otra mi celular, que está llamando a Ana. He prometido hablar con ella, pués no tuvimos tiempo para despedirnos y eso.

La contestadora me salió dos veces. Me rendí, no la llamaré ahorita, tal vez, más tarde. Llegué a la casa de Aaron en un abrir y cerrar de ojos. Atravesé la cerca negra y el jardín y llegué al porche de madera de Aaron, toqué la puerta y ésta se abrió. El ama de llaves fue quién me recibió.

—Buenas tardes, señorita Broome. Pase, Aaron y sus amigas están en el jardín trasero—. Me dijo la morena. Yo asentí y le sonreí, amable.

—Gracias—. Le dije.

—A su orden, señorita.

Me adentré a la casa de Aaron. Pasé por la sala de estar, por un gran vestíbulo, ví que habían muchas habitaciones vacías y unas escaleras de caracol blancas. Llegué al jardín trasero y ví que Aaron y las chicas hablaban animadamente. Había un invitado más, si, Sam Stryder. Ay, no.

Estaban sentados debajo de un árbol de manzanas, con una manta roja y rayas blancas en el suelo, ellos estaban sentados encima de ella. Tenían galletas, bizcocho y otros postres a un lado. Yo me acerqué y me dí cuenta que tenian de fondo música de One direction. El lugar era agardable.

Me posicioné detrás de Aaron y le coloqué el regalo en frente de su rostro.

—¡Feliz cumpleaños, Aaron!—. Lo felicité. Él rió en voz alta, se levantó y me dió un abrazo de oso, levantando mis pies del suelo.

—Gracias, Alex—. Me dijo, me bajó y me besó la frente. Yo le sonreí, divertida.

Me senté a un lado de él, quedando en frente de Sophia y de Michell y Sam, quien estaba en su celular haciendo quien sabe qué.

—Hola, chicas—. Las saludé con una sonrisa, tomé una fresa y la llevé a mi boca. Michell me miró, con una sonrisa tensa y asintió en saludo. Sophia me sonrió ampliamente.

—Hola, querida—. Me saludó. Ví que llevaba puesto un vestido azul sencillo de tiras y unos converse.

—Hace unos minutos, intenté llamar a Ana, para hablar con ella, pero no me atendió. Está muy rara, ¿no creen?—.Les dije. Aaron me miró y frunció el ceño, Michell y Sophia me miraron, pensativas.

—¿Ana se fue de la ciudad?—. Preguntó Aaron. Yo asentí sin mirarlo.

—Pués si, se fue ayer sin decirle a nadie, se disculpó por no poder despedirse en persona.—Le informé, tomando otra fresa y girandome para verlo.

—Es un poco raro, Ana siempre ha sido.... extrovertida y dramática—. Dijo Sophia, tomando una galleta de chocolate—. Es raro que no se despidió de nosotras.

—Algo pasa ahí—. Opinó Michell, mientras tomaba un vaso con Coca-Cola. Sam vió su vaso y frunció el ceño.

—¿Por qué no tienen alcohol?—. Preguntó en voz alta. Le puse mala cara al instante.

Me Enamoré De Un Desconocido (Desconocido #1)✓حيث تعيش القصص. اكتشف الآن