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Hace dos años atrás...

Alexandra Broome

Caminaba por los pasillos del instituto, un poco apresurada, ya que iba tarde a la clase de historia, la cuál daba el peor profesor de la escuela. Bueno, no sé si era considerado un mal profesor pero, Dios, como me caía de mal. No lo soportaba, en absoluto.

Sujeté con más fuerza mi mochila y reprimí un jadeo de dolor al sentir como la correa de ésta rozó el nuevo golpe que tenía en el hombro. Papá estuvo un poco... inquieto, por así decirlo, ayer por la noche, y cuando se molestó porque no le dije dónde estaba mamá, ya que no estaba segura de sí se encontraba en el trabajo o en el supermercado, él se levantó tambaleando del sofá y sacó su cinturón.

Yo sentí mucho miedo, aunque no fuera la primera vez que lo hacía, por lo que retrocedí varios pasos. Claudia, desde la mesa del comedor, observó mi reacción y se levantó, colocándose frente a mi padre. Suspiro. Eso no resultó tan bien. Ahora ella tiene un morado en el ojo y yo un gran moretón en el hombro gracias a la piel de cuero del cinturón.

Alejo esos pensamientos, negando con la cabeza y cruzo en un pasillo. Ya pronto llegaré. Sophia, Michell y Aaron se deben encontrar ya en clases. Son unos malos amigos, no me esperaron, salieron corriendo de la cafetería apenas el timbre sonó y yo tuve que tragarme todo de golpe y correr detrás de ellos. Pero claro, eso fue mala idea, ya que terminé vomitando en los baños y por eso mi retraso.

Acomodo mi cabello detrás de mis hombros cuando choco con alguien al que no había notado. Suelto un quejido y me apresuro en sobar mi nariz, al tiempo en que escucho un sonido de sorpresa.

—Oh, chica, lo siento—dice una voz varonil por encima de mi cabeza.

Elevo la mirada, encontrandome con unos ojos esmeraldas deslumbrantes. Frunzo el ceño al detallar al chico frente a mí. No lo había visto por aquí. Lleva el uniforme, es obvio que es de aquí pero... ¿Por qué no lo había visto antes? Su cabello castaño está un poco desordenado, su rostro se ve demacrado y abatido, pero eso no le impide lucir sus facciones delicadas y hermosas. Sus ojos son los que acaparan toda mi atención, son tan brillantes, tan hermosos como las estrellas. Observo que debajo de ellos hay unas bolsas rosáceas y unas ojeras. Uy, mala noche, supongo.

Tiene una postura tensa y lleva su mochila en una mano. Yo le sonrío, amablemente, enderezando mis hombros.

—No te preocupes—le digo con un asentimiento de cabeza. Encojo mis hombros—. Además, en parte, ha sido culpa mía...

Él niega con su cabeza, estirando una sonrisa de pena.

—No, en absoluto, no ha sido tú culpa—replica—. Soy yo el que venía distraído.

Yo asiento, al tiempo en que acomodo nuevamente mi mochila y me tenso al sentir el latigazo de dolor expandirse por todo mi cuerpo. El castaño parece notarlo, ya que frunce el ceño con extrañeza y yo me apresuro en hablar.

—Eh, ya somos dos, supongo—río nerviosamente. Él asiente—. No te había visto por aquí antes, ¿eres nuevo?

Él niega con su cabeza, dejando caer su mochila al suelo pero sin soltarla. Es muy alto, tengo que elevar la cabeza para hablar con él.

—No, estoy aquí desde séptimo—confiesa, yo asiento—. Creo que soy un chico invisible, ¿eh?

«Y muy guapo»

Sonrío, divertida.

—Creo... Aunque, llamas la atención, ¿sabes?—maldigo internamente cuando las palabras salen de mi boca. Mierda. Él ladea su cabeza, curioso. Yo me sonrojo—. Quiero decir, eh... Eres muy alto, los altos llaman la atención.

Me Enamoré De Un Desconocido (Desconocido #1)✓Where stories live. Discover now