Último capítulo

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«Se acercó y me dió la mano. De todas aquellas manos, la suya era la única que me transmitía vida»

~Mario Benedetti

Un año después....

14 de febrero

Alexandra Broome

Estiré una sonrisa emocionada, mientras encendía la vela sobre la mesa y acomodaba los cubiertos al lado de los platos. Me enderecé y solté un silbido por lo bajo al ver el resultado de todo.

Había ambientado el comedor del hogar de Max con velas y de una forma elegante. Había colocado velas por todo el lugar, coloqué unos globos rojos sobre las paredes y lancé pétalos de rosa en el suelo. Me había esforzado mucho en dejar el lugar así. Las velas aromatizantes también dejaban un olor a... a rosas divino y relajante. Las luces estaban apagadas y la comida reposaba calentita sobre los platos. Me había encargado de preparar una pasta napolitana, con una salsa de tomate deliciosa y unas buenas albóndigas. A Max le encantaría.

Como bebidas, tomariamos jugo de uva, ya que Max no podía ingerir bebidas alcohólicas.

Le había preparado todo con un esfuerzo inhumano, quería sorprenderlo, porque el año pasado él me sorprendió a mí de forma increíble. Me llevó a un lugar lejos de la ciudad, parecía un bosque, no lo sé... Y nos adentramos en él, hasta llegar a un prado hermoso, dónde habían miles y miles de flores preciosas. El aire que había aspirado me había llenado de tanta paz. Y Max se encargó de llevar en la maletera del auto, mis cosas para pintar. Y en esa tarde hermosa, con la luz del atardecer, me senté frente a un lienzo e hice mi primer cuadro sin temblar. Dejé mi huella allí, pinté el lugar donde había estado y... Max había estado orgulloso de mí. Después de pintar, hicimos un pequeño picnic ahí mismo con una hermosa vista. La noche cayó y nos quedamos viendo las estrellas. Sólo éramos él y yo.

Y luego... Él tocó una canción para mí con su guitarra. De una melodía hermosa y calmante. Una melodía que no había escuchado jamás, y una letra única y preciosa. Y casi lloré cuando Max me confesó que esa canción la había escrito para mí. Para esa noche.

Tomé el aire que se me fue suficiente al recordar todo lo que había pasado durante este año. Claudia se había ido a vivir a un departamento con Joseph; mamá y el señor Erick querían vivir juntos ya; Sophia y Aaron habían formalizado su relación; Michell estaba empezando a salir con el hermano de Sophia, ya que con Louis no había funcionado; Leslie y Joe se casaban el mes que viene; la familia de Max quería volver a entablar un lazo con él y Leslie; Max... Bueno, Max estaba luchando contra su enfermedad. Había recaído dos veces el año pasado en el hospital por una infección en sus pulmones, causándole un daño grave. Gracias a Dios se recuperó y logró seguir adelante. Luego recayó de nuevo, pero por una tos fuerte que había adquirido. La doctora Lindsay, la que llevaba su caso, había recomendado que usara cubrebocas al salir por las bacterias y gérmenes que habían en el aire.

Pero, quitando todo lo malo, estábamos bien. Todos estábamos bien. Yo estaba bien. Y esta noche no pensaría en nada que me atormentara. No dejaría que nada nos preocupara a Max y a mí, sería una noche grandiosa y cómoda. Eso era seguro.

Max debía de bajar pronto, le pedí que se quedara en su habitación y se vistiera como sí fuéramos a un restaurante. Pero en realidad, no íbamos a ir a uno. Primero, Max estaba débil y no me atrevía a sacarlo a la calle a pescar alguna infección o gripa que después no pueda tolerar. Por lo que preferí cocinar para él y hacer esta cena especial para los dos. También le tenía un regalo, uno pequeño, pero especial. Se lo daría después de cenar.

Me Enamoré De Un Desconocido (Desconocido #1)✓Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz