39. Parte 2

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Alexandra Broome

—Lucen muy lindas, chicas—sonreí, observando los atuendos de las chicas.

Sophia llevaba un vestido lila de tiras, que llegaba por encima de sus rodillas y unos tacones negros de punta fina. Su cabello tenía algunos ganchitos con forma de mariposa, dándole un toque fantástico. Su maquillaje era hermoso. El color violeta resaltaba en todo ella. Por otro lado, Michell llevaba un vestido rosado con lentejuelas y unos tacones plateados adornaban sus pies. Su cabello estaba recogido en una cola alta, haciéndola lucir natural y elegante. Su maquillaje la hacia ver preciosa. ¡Lucía como una jodida Barbie!

Ellas me sonrieron.

—Tú no te quedas atrás—dijo Michell, guiñando un ojo en mí dirección.

Sophia asintió.

—En efecto, luces preciosa—me dijo, tocando uno de mis rizos. Sonreí y ella observó mi maquillaje. Dió unos aplausos, sonriendo—. ¡¿Ves lo fácil que es maquillarse?!

Giré mis ojos, caminando con ellas hacia el jardín trasero. Cuando pasamos por la cocina, Sophia tomó unas uvas que habían en la cesta de frutas y se llevó una a la boca. Michell revisaba su teléfono mientras caminábamos.

—Es fácil, he de admitir—confesé—. Sólo que hay que ser cuidadoso.

Ella asintió, dándome la razón. Abrí la puerta del patio trasero y las tres salimos. A Michell le brillaron los ojos cuando vió la mesa de bocadillos y a Sophia cuando vió el tazón de ponche. Mientras a una le interesaba la comida, a otra la bebida. Dios mío. Las invité a qué se sentarán en la mesa y ellas lo hicieron. Sophia sacó su móvil y comenzó a sacar fotos. Le tomó foto al cielo, a los bocadillos, a la estancia, a Michell, a mí y luego a ella. Michell nos dijo que nos tomaramos una foto con ella y lo hicimos. Las tres salimos hermosas, parecíamos sacadas de un cuento de hadas.

Claudia llegó al patio, luciendo un vestido morado oscuro y corto, que le quedaba precioso. A su lado, estaban Aaron y su novio, Joseph, quienes vestían formal. Aaron llevaba una camisa de manga larga negra y unos pantalones de gabardina del mismo color. En su mano llevaba el chaleco oscuro, al parecer, se lo había quitado en el camino. Los dos primeros botones de su camisa estaban sueltos y una cadena reposaba en su cuello. Su cabello estaba peinado hacia atrás y tenía una expresión seria que intimidaba. Hasta que su mirada se posó en nosotras y sonrió. Pude notar como Sophia se sonrojó a mi lado.

Joseph, por otro lado, llevaba una camisa manga larga color blanco debajo del chaleco negro. Una corbata acompañaba al chaleco. Llevaba las manos dentro de los bolsillos de su pantalón de gabardina. Sus ojos brillaban al mirar a su novia, quién se sonrojó cuando notó su mirada.

Se acercaron a la mesa y se sentaron en sus respectivos lugares. Aaron preguntó cómo estábamos y Sophia, muy modesta, le dijo que estábamos preciosas, bellas y divinas. Todos reímos al escuchar sus palabras. Claudia colocó la música y una canción de Lady Gaga empezó a reproducirse, con un ritmo movidizo. Unos minutos después, llegó mamá con su novio, Erick, quién vestía un traje marrón. Todos se sentaron en la mesa, comenzaron a hablar animadamente y yo no dejaba de repiquetear los dedos contra la mesa, preguntándome sí Max llegaría pronto o no. Oh, Dios, estaba tan ansiosa. Debía calmarme, Leslie me prometió que vendrían.

Mi teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa, por lo que enarque una ceja y lo tomé para ver quién era. Fruncí mis labios al ver que era un número desconocido. De todas formas, le dí al botón verde y me lo llevé a la oreja. Posé la vista en la mesa de bocadillos.

—¿Hola?

—Hola, Alex, soy Leslie—la voz de la rubia me hizo enderezarme, con el corazón acelerado—. Eh, estamos frente a tu casa.... Llevamos minutos tocando el timbre.

Me Enamoré De Un Desconocido (Desconocido #1)✓Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum