five.

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BRIELLE MONROE

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BRIELLE MONROE.

Sábado.

Tres de la tarde.

Resaca.

En realidad no sé en qué momento la boda de mamá se convirtió en una fiesta casi salvaje. Los recuerdos inundaron mi cabeza como bombas. Me emborraché con todos los tipos de champán que había y eso que ni siquiera era fan de beber. Una imagen de Leandro besándose con una anciana por un juego de la botella me estremeció... No, de verdad fue del terror al final.

No escuchaba ni un solo ruido en la casa. Sospechaba que mamá y Leo ya debían haber partido a su luna de miel, en Grecia, hace horas. Se suponía que se iban después de la boda, y ya que Leo tenía jets privados, no debían hacer tantas cosas para poder viajar.

Entonces mi puerta comenzó a ser golpeada desesperadamente. Me levanté rápido, recibiendo un horrible mareo, pero me las arreglé para abrir.

—¡Bri! —Era Leandro—. Bri, algo ocurrió con nuestros padres.

—¿Ah? —susurré, atontada y adormilada—. ¿Qué pasó?

—No sé, llamaron de la empresa de papá y dijeron que el jet había sido asaltado en pleno vuelo —repuso él, pálido, tal vez por la resaca o por la noticia. O por ambas.

—¡¿Qué?! —chillé, corriendo a buscar mi celular.

Estaba apagado, así que lo enchufé. Me moría de nervios mientras esperaba que prendiera, entonces empezó a vibrar. Llegaban muchos mensajes.

—Oh, mierda... —susurré.

⌨︎
Mami <3:
Hija.
Bri.
Cariño, por favor contesta.
Si me pasa algo, te quiero
mucho.
⌨︎

Mi corazón latía con fuerza y tenía los ojos muy abiertos mientras iba bajando la pantalla, con los desesperados mensajes de mamá pasando frente a mí un poco borrosos.

⌨︎
Mami <3:
Hay un hombre, vine al baño
a pedir ayuda.
Leo lo está distrayendo pero
creo que no durará mucho.
Te amo, Bri.
Ya informé a la policía.
Está armado, tiene un arma.
⌨︎

Ese fue el último mensaje que envió y la última vez que estuvo conectada fue cuatro horas atrás. Leandro, que había estado leyendo conmigo, estaba pasmado, aterrado, el pánico se reflejaba en su rostro.

Con las manos temblorosas pulsé el botón de llamada y comenzó a marcar el teléfono. Mamá no contestó. Fue como una punzada en el pecho.

—Tu padre —le dije a Leandro con desesperación.

ErrorUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum