fifty six.

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BRIELLE MONROE

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BRIELLE MONROE.

Tuvimos que ir a la comisaría y dar un montón de declaraciones improvisadas, pero muy acertadas para que Ryan, Nash y yo quedáramos como personas completamente inocentes.

Según los policías, habíamos ido de vacaciones a esa cabaña, escuchamos el choque de un auto en el bosque y minutos más tarde una mujer llegó corriendo, con indicios de haber estado drogada y borracha. Intentó matarnos a todos, fue una noche terrorífica. Calvin, el fallecido, en un intento de defenderse de la muerte le apuñaló el brazo a Delya aunque ella igual logró matarlo antes de desmayarse por la pérdida de sangre. Ryan le curó la herida, evitando que muriera desangrada y llamamos a la policía para entregarla.

Nash fingió estar shockeado, Ryan se metió en papel y dio mucha información explícita y yo hasta me obligué a llorar, mostrándoles los moretones grabados en mi piel por supuestamente pelear con Delya, cuando en realidad fue por pelear con Calvin.

Delya ya estaba mal, había confesado frente a todos que ella era una asesina en serie y que había matado a mucha gente.

Eran las cinco de la mañana cuando salimos del cuartel policial. Las calles estaban vacías, el aire estaba frío y el cielo muy oscuro en plena madrugada. Ryan, Nash y yo caminamos sin rumbo alguno por una hora completa, en silencio, hasta que el día comenzó a asomarse un poquito junto al sol, convirtiendo el cielo en gris.

Nos sentamos en el piso, al lado de la carretera completamente vacía, cansados de caminar.

—¿Ganamos? —preguntó Ryan.

—Supongo que sí —respondí.

Ryan se puso de pie, sacudiéndose las manos.

—Voy a devolverme —dijo—. Nos vemos en Carmel cuando lleguen, tortolos.

Nos guiñó un ojo y se fue caminando, adentrándose en el bosque para tomar un atajo. Me quedé mirándolo hasta que lo perdí de vista, así que miré a Nash, y tuve la sensación de que nunca estuve tan tranquila y tan a salvo como en ese momento.

Supongo que me esperaba algo así después de haber pasado por tanta mierda, sabía que merecía un final feliz y tranquilo a pesar de ser la villana de la historia.

Él me sonrió, la sonrisa más linda que vi en toda mi vida. Me agarró de la cintura con brusquedad, sentándome sobre su regazo en un movimiento rápido. Besó mis labios suavemente y luego me miró con confusión.

—¿Por qué esa carita?

—¿No me odias? —pregunté.

—¿Por qué te odiaría?

—Porque maté a Knight. De alguna forma indirecta te arruiné la vida, y no solo a ti. —Recordé todo lo que me dijo Calvin antes de morir.

Nash se rio a carcajadas.

—Mi vida ya era una mierda con Knight vivo —contestó—. ¿Por qué te odiaría? De hecho así, asesina, me gustas más todavía.

—No seas tonto...

—Rubia, si hubiese sabido desde un principio que tenías intenciones de matar a alguien como Knight, te hubiese ayudado —sinceró, acariciando mi cintura.

Alcé las cejas, sonriendo y negando con la cabeza.

—No necesitaba tu ayuda —dije.

—Pero yo sí te necesitaba a ti —replicó—, y no lo sabía hasta que te conocí.

Sonreí más todavía, y lo besé con ganas en la boca, acariciando los hoyuelos que se formaban al sonreír en sus mejillas. Me aparté después de un rato, descansando mi frente contra la suya.

—¿A dónde iremos ahora, Nashie? —inquirí en voz baja.

—Te llevaré de una puta vez a California, rubia.

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