eight.

2.7K 252 279
                                    

BRIELLE MONROE

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

BRIELLE MONROE.

La universidad se me estaba volviendo bastante agobiante y estaba deseando también que Jesse me fuera a buscar pronto para que saliéramos. Era un día un poco caluroso y perfecto para salir por ahí a dar una vuelta, y aunque Jesse no fuera la mejor compañía, estaba dispuesta a irme de ese lugar con cualquiera.

Después del final de una clase respecto a las dimensiones y proporciones de los objetos, fui a comprarme algo de beber en la cafetería y a buscar unas cosas en mi casillero, ya que en el siguiente bloque tenía que entregar una pequeña maqueta de una casa abstracta. Guardaba las cosas que no necesitaba cuando sentí que alguien me jalaba el cabello, y me di la vuelta con brusquedad, dándole un manotazo a Calvin en la muñeca.

—Vuelve hacer eso y lo que tienes abajo sabrá de mis zapatos —le espeté.

—Qué pesada eres.

—Tú eres el malo —dijo una chica pelinegra y bajita que lo acompañaba. La miré y se me hizo un tanto conocida—. Hola... Oh, tú eres la chica del centro comercial... creo.

Claro, me acordé. Era la chica que me había preguntado si me iba a llevar la misma falda que ella portaba en ese momento.

—Ah, sí, soy yo. —Sonreí—. Qué lindo verte de nuevo.

Calvin alzó las cejas.

—¿Se conocen? —preguntó.

—Hablamos una sola vez —contestó ella, tendiéndome una mano—. Me llamo Nailea, es un placer verte de nuevo.

—Yo soy Brielle —dije—. Y también es un placer.

—Oh, no, ¿me van a decir que acabo de juntar a dos chicas insoportables? —preguntó Calvin, mirando el techo con dramatismo.

—Cállate —le espetó Nailea.

—Hola... —Ryan se acercó, y al ver a la chica, su rostro pareció iluminarse—. ¡Nai! Tanto tiempo, enana.

—¡Oh, tanto tiempo! —exclamó ella, abrazándolo por la cintura—. ¿Cómo está la familia? ¿Los hijos?

—Me divorcié ayer.

—Ay, es una pena.

Por el tono en el que se hablaban, supe que se trataba de un chiste interno. Calvin y yo nos miramos, mientras los chicos seguían en el papel de señoras de sesenta años.

Cuando dejaron la ridiculez de lado, Nailea procedió a despedirse.

—Bueno, me voy, tengo que terminar una tarea para la otra clase. Fue un gusto verte —me dijo, sonriéndome, y se perdió en el pasillo que daba a la biblioteca.

Ignoré la forma en la que ambos chicos la miraron mientras se alejaba, como si de un pastel se tratase, y cerré la puerta de mi casillero, avanzando por los pasillos.

ErrorWhere stories live. Discover now