CAPÍTULO 9

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Lo miré confundida, con mis ojos aún llorosos y lágrimas todavía en mi mejilla. Lo observé tanto que me perdí en su mirada.

Una profunda y negra mirada. Pero, de tranquilidad.

Tomó mis ambas manos y se acercó más, a lo quedamos a centímetros de ambos.

- No debes hacer ésto. - Sonrió.

- Quiero morir. - Susurré rompiendo a llorar de nuevo.

- Lo sé y es difícil. Pero la vida sigue y eso es lo que importa.

- Ya no me importa mi vida, quiero desaparecer de aquí. - Seguí. - ¿Y qué sabes de mi vida Alex? A penas te conozco y... - Me pausé.

Me alejé aún estando en el suelo y me paré rapidamente. El solo me miró sin decir nada, ninguna expresión.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo haz entrado maldito psicópata?. - Pregunté viendome enojada.

Él solo rió y se cruzo de brazos, observando cada expresión de mi cara, cada movimiento, exactamente lo mismo que hoy a la mañana.

- Primero, no soy un maldito psicópata. - Su voz era suave. - Segundo, sé más de lo que tú sabes de tí. Ni tú misma te conoces realmente. Y tercero, te he dicho que no te haré daño, estoy aquí para protegerte.

- ¿Cómo quieres que confíe en tí? ¿Por qué quieres protegerme, si a penas me conoces? - Le grité aún paralizada.

Se acercó a mí sin pensarlo, mientras que su mirada cambió totalmente. Ahora era oscura e intensa.

Retrocedí lo suficiente, hasta quedar recostada a la pared.

¿Qué haría ahora?

El ambiente allí dentro, era frío y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Al mirarlo, mi cabeza se empezó a marear y los recuerdos aparecieron.

Sentía como si lo conociera de algún lado.

Mi mente se puso en blanco aún en mis recuerdos.

La silueta masculina con capucha, la misma niña de siempre. Pero, esa era...

Yo.

La daga que había visto antes, ensangrentada al igual que mis manos.

Mi padre hablaba con Noah.
Pude ver su rostro y me quedé en silencio tratando de entender lo que estaba viendo...

Alex siendo Noah.

Aparecían numerosos hombres al oscuro de la nada junto a mí. Un trono, hombres, daga, sangre, mi padre, Alex, Noah, oscuridad y también podía ver el...

Infierno.

Salí de mis recuerdos y me enfoqué en Alex. Sus ojos no apartaban de mi mirada aterrada y asustada.

Mi corazón no paraba, mi sangre helaba y estaba mareada.

- ¿Quién eres? - Mi voz estaba temblorosa. - ¿Por qué aparecías en mis recuerdos?

- No soy lo que parece. - Su voz era delicada y suave.

- ¿Qué significa eso?

- Si te lo digo, no vas a creerme. - Lo dijo algo inseguro acercandose a mí hasta quedar a unos pocos centímetros.

- Dímelo. Quiero saber todo. Tú no eres Alex, ¿verdad? - Asintió. - Tú eres... Noah. - Al decir su nombre, mi voz se entrecortó. - ¿Qué tenías que ver con mi padre? ¿Por qué dice que me protejas? ¿Quién soy yo?

- Tienes demasiadas preguntas Drey.
Solo voy a contestarte porqué aparezco en tus recuerdos. - Suspiró profundamente. Estaba todo lo que iba a decir de su boca. Esperaba la verdad. - Sientate. - Me ordenó.

- No quiero. - Respondí.

Él me miró serio y asintió.

- Si vas a quedarte parada todo el día ahí, te cansarás. Te contaré toda la historia. Pero necesito que te calmes y lo más importante... es creerme.

HOUNDTERSWhere stories live. Discover now