HOUNDTERS

CAPÍTULO 19

Me desperté de la cama, somnolienta. No había recordado llegar hasta aquí, después de la charla con Noah. Pero de seguro, fui a mi cuarto y me tumbé en mi cama, para lograr dormirme.

Fijé mi celular y me encontré con un mensaje, Austin.

- Amiga! ¿Cómo estás? Te aviso que mañana en la mañana estaré allí en Houndters con mi padre, como te había comentado hace unas semanas.
Estoy ansioso por verte. Y de hecho, tengo una sorpresa para darte en cuanto te vea... no lo podrás creer.

El mensaje de mi mejor amigo, me levantó el ánimo en segundos. Estaba muy felíz de poder verlo mañana. Sí, ¡¡mañana!!

Respondí su mensaje enseguida. Luego de eso, fijé la hora. Eran las 8pm.

Tomé una toalla y me dispuse a tomar una relajante ducha.

Bajé las escaleras, para hacer mi desayuno. Estaba hambrienta y mi estómago pedía a gritos algo de comida.

De pronto, encontré a Noah tumbado en el sofá mirando TV.

- Buenos días. - Acomodo mi pequeño mechón de cabello detrás de mi oreja.

- Buenos días. - Sonrió. - ¿Mejor? - Su mirada oscura, se dirigieron a los míos. Dejandome ver un brillo inexplicable en sus ojos.

- ¿Mejor? - Le pregunté confundida, frunciendo el seño.

- Olvídalo. - Una pequeña risa tierna salío de su boca.

Se levantó del sofá, quedandonos parados, mirandonos, que solo el largo sofá marrón nos distanciaba.

- Cambio de outfit por lo que veo... - Su mirada ahora se encontraba en mi ropa.

- Am-h, sí. - Afirmé timidamente. Realmente no sabía si me quedaba bien, porque no era mi estilo de ropa. Una playera y tejanos simples de color negro, al igual que mis botas altas de marca. Solo quería cambiar algo de mí.

- Te queda bien. - Me regaló una leve sonrisa, mientras iba hacia la cocina. - Prepararé el desayuno.

- Oh, no. Está bien, yo lo hago. - Caminé hacia su dirección, tratando de empujarlo amistosamente de allí.

El me esquivó unas cuantas veces, dejandome parecer como una niña tonta que hacia esos jueguitos.

- Yo lo hago. - Sonreí y a la vez reía levemente.

- Está claro que me envidias por cocinar mejor que tú. - Me dejó ver su hermosa sonrisa.

- Oh, te aclaro que no cocino como mi madre, te lo aseguro. - Ahora sí reímos ambos.

- Bien, entonces lo haremos juntos. ¿Trato? - Me miró fijamente.

- Trato. - Estaba nerviosa ante las miradas que me hacia y no sabía porqué.

Tuvimos una amistosa y linda charla con Noah, mientras comiamos nuestro desayuno. La verdad, no era tan malo como parecía.

Hacía cinco semanas que lo había conocido y nunca me atrevía a tener una charla con él, para conocerlo mejor. Solo, lo odiaba por el hecho de tenerlo a mi lado y estarme vijilando todo el tiempo. Y más aún deciendome tranquilamente, como si fuera normal... que era alguien del Infierno.

Había dicho que tenía alas. Le he preguntado e insistído que si me las podría mostrar. Pero siempre de niega rotundamente a decirme un "no" muy seco y frío.

Sí me ha mostrado los pequeños trucos de mover cosas, que eso me asustaban por el hecho de no saber si era real o no, lo que estaba viendo.

Hasta he descubierto, que puede desaparecer de la vista cuando quiere, supongo. Cada vez que fijo en casa que no está, no lo encuentro. Simplemente creo que no está allí. Pero de pronto, aparece de la nada.

Me ha dicho también que tiene veintiún años. Pero, físicamente.

Él es un demonio, no puede morir. Debe haber pasado siglos y siglos en éste mundo.

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