CAPÍTULO 31

2 2 0
                                    

- Gracias, Noah. - Suspiré con alivio mientras cerraba la puerta de casa.

- ¿Dónde haz estado, Drey? - Su tono era desesperado y sus ojos tan oscuros, fueron a mi vista.

- Am-h, estaba de paseo con Fiorella. - Confundida de su pregunta le respondí.

- Me hubieses avisado antes. - Su rostro se volvió a uno serio.

- ¿Por qué debería avisarte Noah? - Fruncí el ceño. ¿Por qué debería avisarle todo lo que iba a hacer a él? Él no nadie.

- Porque sabes que no puedes andar sola. Lucas y otros demonios te están buscando. - Tomó de mi antebrazo. Primero suave y después brusco.

¿Qué le pasaba?

Solté un gemido de dolor a lo que él escuchó, pero no me soltó. Su agarre me lastimaba, estaba asustada a lo que me podría llegar a hacer o pasar.
Noah jamás ha hecho ninguno de éstos actos...

Él puede que sea frío, seco, serio y a veces algo callado, pero nunca se ha comportado así... brusco, lastimandome. Él siempre me ha protegido y nunca me ha tocado un pelo encima.

Lo desconozco.

- ¡Sueltame, Noah! Me lastímas... - Traté de zafar de su agarre, con la esperanza de huir de inmediato de allí. Pero no pude. Su fuerza es más que suficiente conmigo. Simplemente, no podía.

Quería largar a llorar, pero no ahora. Quería sonar valiente y que podía enfrentarlo y defenderme.

Pero, no...

Entré en pánico y mi pecho se cerraba. Sentía miedo, rencor.

- ¡No vuelvas a escaparte de mí! - Habló entre dientres mientras presionaba más su agarre, sintiendo más dolor.

- ¡BASTA! - Le grité dolida.

- Isabella... - La voz ronca de Noah se escuchó en mi cabeza. Sonando arrepentido y apenado.

- ¡DÉJAME! - Ahora sí mi voz se entrecortó y una lágrima se escapó para luego recorrer una de mis mejillas.

- Isabella... yo... - Finalmente, me soltó, para luego pasar sus enormes manos hacia su cabello, haciendo despeinarlo. Me miró a mis ojos, con una mirada triste y de culpabilidad, oscuros.

De inmediato, mi vista se dirigió a la puerta de casa, para luego después, correr tan rápido como sea hasta salir de ahí.

La noche era fría, helada. Una temperatura que no podía tolerar ahora mismo. Apenas, llevaba mi buzo, pero aún así el viento tan brusco, chocaba mi rostro lloroso y traspasaba hasta mi cuerpo.

En un momento, había agradecido inmensamente a Dios, por no tener a Noah detrás mío. Le tenía temor, por cómo me había tratado allí dentro.

¿Qué le había pasado?

Pasé por calles solitarias y silenciosas, algo que me hacía sentir demasiado insegura por saber qué podría pasarme ahora mismo. Pero, no lo pensé dos veces, cuando seguí caminando hasta desaparecerme de allí, encontrandome con una plaza de niños. Con juegos infantiles.

Por un lado, me sentí aliviada de poder pasarlas.

Suspiré agotada.

Me senté en uno de los bancos públicos, sintiendo un helado frío en mi trasero. ¡Genial!

•••

Había pasado casi una hora allí. Estaba cansada y quería llegar a casa, pero con solo pensar que estaría Noah, me sentía frustrada.

Sentí un escalofrío intenso en todo mi cuerpo, haciendo que me helara mi sangre de temor. Estaba en el vacío.

... ¿Qué le habrá pasado a Isabella? ...

HOUNDTERSWhere stories live. Discover now