CAPÍTULO 38

2 2 0
                                    

El tiempo nos estaba agotando. Las calles por aquí ahora están en completo silencio y eso me estaba preocupando. La tormenta había parado hace unos diez minutos y extrañamente, se había ido. Pero ahora, la niebla espesa y blanca, nos estaba camuflando. El total silencio de aquí, parece el olvido. Ningún coche, ni persona había aparecido aquí. Obvio la tormenta había corrido a todo el mundo, pero, ¿alguien tendría que estar?

Nada...

Nos consumía el helado frío y la humedad de la tierra, era muy espesa. El tiempo pasaba y pasaba, pero el bus, ni taxi, ni otro coche aparecían.

Era extraño...

Demasiado extraño...

- Creo que tendremos que ir a pie. - La voz de Fiorella era temblorosa y ahora sus labios se podían notar, que estaban secos y deshidratados. Su cuerpo temblaba al igual que su mandíbula por el frío.

- Tienes razón. Pero es extraño... Tendría que haber alguien aquí o un coche, no lo sé. Es raro... - Solté un suspiro de angustia mientras llevaba mis manos hacia los bolsillos de mis jeans negros.

Caminar entre la niebla, era todo un desafío. Veíamos muy poco y el total silencio nos incomodaba, solo nuestras pisadas torpes al mismo ritmo, podíamos escuchar.

Casi media hora estuvimos caminando rumbo primero a casa de Fiorella, hasta que una silueta nos espantó al mismo tiempo. Masculina y alta, tensa y musculosa. Alguien... familiar...

Pero no estaba segura.

- ¿Perdidas? - Su voz era estremecedor y alarmante. Se iba acercando, pero la niebla todavía nos impidía verlo con claridad, algo que nos hacía entrecerrar nuestros ojos para ver mejor... pero eso no funcionó.

- ¿Quién eres? - La voz de Fiorella ahora era temblorosa, pero podía alcanzar ver que lo estaba ocultando, viendose firme y segura. Pero eso, ni ella se lo creía.

No contesté, pero seguía observandolo, tratando de identificarlo.

Porque me parecía conocido...

¿Era tan difícil saberlo? Sí, si lo era...

- Eso no te incumbe... Fiorella, ¿verdad? - Su voz era aún más tenebrosa y preguntó sarcástico. Podía imaginar que estaba sacando una sonrisa, que por suerte no podíamos ver. Sus pasos avanzaban cada vez más a lo que la aparté a Fiorella a dar varios pasos hacia atrás al igual que yo.

Ahora mi cuerpo tan frío e indefenso, estaba más que eso... paralizado. La voz y silueta tan conocida que no podía identificar, por fin lo sabía.

Lucas.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - Levantó la voz Fiorella para que la escuche, aunque estaba a tres metros de nosotras.

- Fiorella... - Ahora con mi mano más que temblorosa, la tomé del brazo para poder huir inmediatamente juntas. - Nos tenemos que ir, ¡ahora! - Sabía lo que quería, pero no quería que mi amiga viera eso, ni menos que la lastimara.

Tenía miedo...

Lucas se iba acercando cada vez más, a lo que tomaba con más fuerza su brazo. Seguía si decir nada, solo avanzaba y cada paso que daba, ya se podían notar su mirada. Esa mirada que tanto temía y odiaba a la misma vez, los oscuros y maliciosos ojos puros de odio hacia mí.

- ¿Qué está pasando Isabella? - Su respiración ahora se agitaba y retrocedíamos. Las esperanzas de poder huir, serían difíciles. Él es más rápido y listo, sabría todo lo que haríamos... correr.

Era obvio, ¿no crees?

A la cuenta de tres que había anunciado a Fiorella, corrimos tan rápido que tropezamos aquellos arbustos y desniveles de las orillas de las calles.

En el momento, se me ocurrió tomar el collar y apretarlo con fuerza.

Noah vendría por mí de inmediato...

No lo pensé dos veces y lo hice mientras que corría con todas mis fuerzas a no dar más. Los pasos de Lucas seguían tranquilos, como si estuviera seguro que no nos perdería. Pero en un momento a otro, ya no se escuchaba nada más.

Una trampa de seguro...

... Y eso no era nada bueno...


HOUNDTERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora