CAPÍTULO 39

3 3 2
                                    


La niebla seguía en pie y el frío todavía helaba. Los jadeos, respiraciones e incluso pisadas, eran más aceleradas y fuertes. Fiorella había tropezado con algo, lo que cayó y se tardó un minuto entero...

¡Genial!

Estamos muertas...

Lucas ya no se escuchaba, pero presentía que estaba allí. No se veía, por la total oscuridad de la noche y la terrible nublosa niebla, pero estaa segura que estaba ahí.

- ¡LEVANTATE, FIORELLA! - Le grité asustada con mi corazón en la boca, que daba a mil por cada segundo que pasaba. Pero ella solo...

Se desvaneció.

Ya no estaba...

Era como si se habría hecho cenizas y ya no estaba. Mi alrededor estaba vacío y blanco, al igual que mi cabeza.

Vacía en la nada.

La niebla se estaba yendo y ahora estaba en otro lugar. Llegando a ver, sombras como árboles y pinos. Y la poca iluminación, era solo la luna...

Roja.

Oscuridad, con poca luz roja como la sangre y nubes estremadamente, grandes y distribuídas. Yo solo estaba ahí, paralizada y con temor. No sabía bien lo que sentía ahora mismo. ¿Temor, rencor, angustia, ira o tristeza?

Tal vez, todas.

Finalmente, pude distinguir el lugar... un bosque.

Al otro extremo de mi lado, podía alcanzar a ver con algo de dificultad, que estaba en enorme precipicio... vacío, oscuro y sin fin.

Sus pasos me hicieron dar un escalofrío, erizando todo mi cuerpo. El peligro que ahora corría, lo tenía en mis manos y no podía hacer nada.

¿O si?

Aquél collar que colgaba en mi cuello, que ahora brillaba, lo apreté.
Noah no había dado señales y eso me asustaba. Llegue a pensar que estaba totalmente sola con Lucas en plena noche fría y terrorífica.

Pero no, él no me dejaría...

- Noah no vendrá y eso ya lo sabes. - Podía escuchar sus pasos, sintiendo que pisaba aquellas hojas secas del bosque, pero no lo podía ver desde luego. Solo veía oscuridad y sombras a lo lejos, de los árboles y pinos.

- ¡LLÉVAME! - Grité con mi voz casi entrecortada. No quería llorar, no ahora. Con el poco valor que tenía, avancé un paso hacia adelante, con el fin de poder ver su repugnante cara que tando odiaba. - ¡AQUÍ ESTOY! ¡¿QUÉ ESPERAS IMBÉCIL?! - Grité aún más fuerte, dejando llevar mi ira que tanto retenía.

- ¿Así tan fácil? - A escuchar varios pasos más cerca, al fin pude ver su rostro, acompañado con una sonrisa burlona y oscura. No entendí lo que quiso decir, me tenía ahí... estaba dispuesta a que me lleve.

... Al infierno...

HOUNDTERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora