CAPÍTULO 42

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IMÁGEN:

- Está bien. - Su voz tan placentera de escuchar y a la vez, tan ronca y sexy hizo que ahora todos mis pensamientos negativos y sin sentido, se esfumaran.

Tocaba dulcemente mi rostro con su pulgar, secando mis dolidas lágrimas de mis ojos que recorrían sin parar mis mejillas. Mi cuerpo al que estaba recogido con sus brazos protectores y posesivos, ya no temblada demasiado. Noah me sujetaba con algo de fuerza, algo que me hacía pensar que decía... "No me dejes", pero también me lastimaba.
Estaba dolorida al igual que mi cabeza, con las terribles punzadas una y otra vez, y mis oídos que sumbaban a no parar cada segundo.

Moví los dedos de mis manos con sumo cuidado, a lo que luego los llevé hacia su mejilla. Noah de seguro, se sorprendió al sentir mi toque, porque su expresión era levemente asombrada. Tuve la oportunidad de tocarlo y sentirlo. Su piel era totalmente suave y algo morena, con sus ojos negros, brillantes e hipnotizables, llevando en su bello rostro, su pequeño lunar debajo de su mejilla, que lo adornaba para finalizar. Su cabello marrón oscuro, despeinado y su facinante y familiar aroma a vainilla.

Simplemente, el hombre de mis sueños...

- No.. ah.. - Me costaba hablar y mi voz era casi inaudible, pero luego sentí como tomó cautelosamente mi muñeca con la que acariciaba su rostro, para luego llevarlas a su boca y besarla.

- Tranquila... estoy aquí. - Pude distinguir una especie de llanto o bien había escuchado mal. Mis ojos ahora podían ver esa boca carnosa y tentadora, con una encantadora sonrisa y hoyuelos a su lado.

Le sonreí con todas mis fuerzas y ahora solo pensaba en él y todo lo malo y dolor lo dejé atrás.

- Te amo. - Rompí a llorar nuevamente.

- Igual yo, Drey. - Acariciaba mi cabello, dejando unos pequeños mechones de mi cabello detrás de mi oreja. Lo amaba y lo quería mío. Nunca en mi jodida vida, había amado a un hombre así. Simplemente, parecía un hechizo, encantamiento, lo que sea.

- Lu..c.. - No pude terminar lo que iba a decir, pero era de adivinar... me interrumpió.

- Se ha ido. - Esas palabras me sorprendieron. "Se ha ido", sí. Quería saber que ya no estaba más, que todo sea como antes. ¿Pero, cómo? Noah lo dijo con tanta seguridad y tranquilidad, que eso también me asustaba. Qué habrá hecho para que se haya ido...

- ¿Qué? - Pregunté incrédula tratando de moverme, pero con dificultad, a lo que Noah me detuvo, volviendo mi pecho hacia sus pies con el que estaba apoyada.

- Oye, está bien. - Respondió al instante, con su voz suave y tranquila. - Quedate quieta. - Sacó una sonrisa, tal vez esforzada. - Él ya no está. Se ha ido y jamás volverá. - Negaba con su cabeza.

- ¿Pero cómo?

- Los demonios tenemos un tipo de juramento. - Fruncí el ceño, entendiendo que era lo que quería decirme. - Él solo quería mi puesto como hijo de Satanás, mi padre. No te quería a tí. Te hizo ésto, porque sabía que eras lo más valioso para mí y estaba en lo correcto. - Me miraba a los ojos, que ahora se tornaron a un tono más oscuro.

Negué con la cabeza. - No lo entiendo.

- Quería mi poder. - Bajó su cabeza, parecía decepcionado. - Así que, se lo di a cambio de que te deje en paz y jamás vuelva. - Suspiró.

- ¿Y qué pasó contigo? ¿Tus poderes ya no... los tienes? - Mi última palabra sonó más pausada, insegura y triste de saber que ya no los tenía...

Por mí.

HOUNDTERSWhere stories live. Discover now