CAPÍTULO 27

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IMÁGEN:

Sentí a mi lado una persona, pero no le di importancia. Mi vista solo se enfocaba en frente y a mi alrededor.

- ¿Sabes el riesgo que corres aquí? - La voz masculina de mi cabeza me sacó de mis pensamientos.

¿Oía bien o mi cabeza escuchaba una voz?

Me entremecí y voltee a ver a todos lados, pensando que en realidad no hablaban allí.

- A tu lado. - Siguió.

Noah.

Lo miré completamente sorprendida. - ¿¡Qué demonios haces aquí!? - Estaba molesta. ¿Por qué me seguía?

- Ésta no es una discoteca cualquiera Isabella. Nada de bromas aquí... - Su voz era totalmente calmada, pero sus ojos eran espeluznantes y oscuros. - Debes irte.

- ¿Y quién eres tú para mandarme? - Levanté mi voz. - ¿Me haz seguido? - Fruncí el ceño.

Negó con su cabeza. - Todo lo contrario Drey. - Me miró a los ojos fijamente. - Esto es una discoteca donde la mayoría de veces, vienen los demonios e incluso los ángeles caídos. Creería yo que todavía no te vieron. Pero en cuanto sepan que estás aquí... Te llevarán de inmediato.

NARRA NOAH:

Necesitaba sacarla inmediatamente de aquí antes de que algún demonio y sobre todo Lucas, la vean. De más, tengo que decir, que los ángeles caídos también la quieren. Pero, de eso, no estoy seguro.

Trataba de sonar calmado para no alarmarla. Si montara esa escena, llamaría la atención de muchos y eso sería un problema.

Necesitaba protejerla y no perderla ni un minuto de mi vista. Estaría en peligro, y sería mi peor castigo no cumplirle a su padre, mi juramento.

De más, tengo que decir que cuando estoy cerca de ella... siento sensaciones raras en mi cuerpo. Algo que nunca antes había apreciado sentir. Su rudesa y valentía me encanta y su sonrisa, me vuelve loco.

No sería una carga para mí, sería un regalo.

No puedo enamorarme de ella o tal vez, no quería.

No quería involucrarla en mi horrible mundo, no quería lastimarla.

No podía amarla.

Me he sentido obligado a cambiar mis actitudes, algo que me hace odiarme a mí mismo.

Me odio por eso.

Me odio ser de éste mundo y que las estúpidas reglas de padre me castiguen y quede encadenado por el resto de mi vida. Y solo por enamorarme de una humana sagrada...

La humana más poderosa de todo nuestro mundo.

•••

- Casi nunca vengo aquí. Pero ésta rara vez, decidí venir a pasar un rato. Sabía que estarías en casa, así que me quedé algo tranquilo. - Suspiré. - Pero no. Te vi hace una hora aquí y tengo que decir que me sorprendiste. - La miré. - Necesito que te vayas.

- No me iré. - Espetó.

- Drey... - Le dije con voz amenazante.

- No lo haré. Mis amigos están aquí y quiero pasar un rato con ellos. ¡Me importa una mierda lo que digas! - Desvió su mirada poniendose de pie.

Finalmente, se dirigió a la pista de baile, perdiendose entre la multitud.

La seguí.

Me ponía bastante en alerta, ya que sabía que la encontrarían. Pero era mejor tomar todo en calma.

Pasaron las horas desde que dejé de hablar con ella. Se veía ebría y descontrolada. Mi sangre herbía a no dar más, cuando bailaba con Marcus.

El que tanto odio hasta el momento.

Ver como toca su cintura y mi mira sus ojos, boca, cuerpo, todo lo que poseía... lo miraba con deseos. 

Quería romperle la cara ahora mismo, pero no debía poner en peligro a Isabella. Pero, cuando llegue el día, juro que no me arrepentiría ni un poco. ¡Imbécil!

HOUNDTERSWhere stories live. Discover now