CAPÍTULO 41

8 3 3
                                    


Las estupideces que pensaba ahora mismo, invadían completamente mi cabeza. Noah no estaría con Betty, mi mismísima enemiga. Solo eran cosas que Lucas quería hacerme creer...

Sí, eso.

Miraba un punto fijo, pensando en esas idioteces que me hacía creer Lucas. Era tal vez, una trampa. Dirigí mis ojos en él, pero de pronto, unas alas extremadamente grandes, como las de Noah, me hizo espantar del susto.

Aquellas alas puntiagudas, aparecieron de repente.

Fue muy rapido.

Extremadamente, rápido.

Sus alas fueron hacia mí, sintiendo el aire que causaba aquellas plumas tan negras y el ruido del impacto, cuando retrocedí inmediatamente.
Apretaron mi débil cuerpo, hasta resbalarme con una mediana roca mojada.

Caí.

He caído.

El golpe y el impacto fue brusco y violento, dolía. Pero, ahora dolía más morir. Morir en ese agujero oscuro y sin fin como decía.
Estaría muerta ahora mismo.

- ¡NOAH! - Grité a no dar más hasta que mi garganta doliera. Pero no conseguí respuesta alguna. Lucas tenía razón, Noah no vendría por mí y eso hacía que mi angustia y frustración rompiera mi corazón y la punzada en mi pecho apareciera de nuevo.

Miedo.

Miedo de todo.

Cerré mis ojos rendida, dejandome llevar por la brisa fría del viento, mientras que la leve llovizna que caía del cielo, mojaba mi cuerpo y cara. Estaba devastada y mi pecho se cerraba como nunca antes pude llegar a sentir. Los recuerdos no tardaron en aparecer de inmediato apenas caí y aquellos momentos que tanto apreciaba de mis seres queridos, también.

Fue como si todo mi mundo se fuera abajo. Como si una simple roca me aplastara por completo y ahora mi vida no tenía valor.

•••

Después de todo, el gran dolor de espalda que sentía ahora mismo era tan doloroso que ni siquiera sabía cómo sobreviví.

Y no exagero...

Abrí mis ojos con muchísima dificultad, cuando dicidí mover mis piernas, brazos o cabeza, pero no podía. Simplemente, mi cuerpo estaba paralítico. Sin poder mover en absoluto...

Nada de nada.

Mi vista estaba borrosa y podía solo ver una luz completamente blanca.

¿Estoy en el cielo? ¿Ya he muerto? ¿Dios estás aquí? ¿Dónde está? ¿Dónde estoy?

Las mil preguntas que tenía en mi cabeza, hacían dolerme y punzarme aún más la cien.

- ¿ISABELLA? - Mis oídos escucharon poco, pero oí gritar esa voz masculina tan dulce de la persona que tanto amaba.

Noah.

Se escuchaba gritar de fondo, nombrando mi nombre una y otra vez, y para mi frustración no podía hablar, moverme, ni tampoco ver. Me sentía débil, vulnerable.

- ¡DREY! - La voz de Noah resonó mis oídos, cuando al intante, me recogió suavemente mi cabeza, apoyandome en sus rodillas. Acarició una de mis mejillas sintiendo sus grandes manos congeladas de frío. Seguía sin poder verlo, pero podía sentirlo y escucharlo... tal vez, un poco.

Levantó cautelosamente mi cabeza hasta que sentí sus labios posar mi mejilla. Era brusco y desesperado, pero que era de amor y compasión. Escuchaba su respiración completamente agitada y sus jadeos eran fuertes.

- Isabella despierta. - Suplicó tratando de sonar tranquilo, porque ahora mismo estaría gritando por despertarme.

Aquellos ojos tan pesados que ahora tenía, los abrí por fin. Podía ver borrosamente a Noah a mi lado, a centímetros de mí, con su mano posar mi débil cuerpo en mi cabeza y con la otra, acariciando dulcemente mi rostro.

Una lágrima se me escapó de repente. No sabía si era de tristeza, dolor o felicidad de poder verlo finalmente. Pero realmente...

... Deseaba abrazarlo con todas mis fuerzas...

HOUNDTERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora