CAPÍTULO 23

4 3 3
                                    


IMÁGEN:

Tomé una ducha y me puse la ropa me había dado Noah.

Un buzo canjuro gris, enorme y unos joggings color negros. Como "pijama". Hacía bastante frío, así que era algo adecuado.

Salí del baño y me encontré con él en la cocina.

- ¿Hambre? - Me preguntó sin mirarme, solo tomaba una bebida en un vaso de cristal.

- Am-h, no. Gracias.. - Sonreí.

Se dio la vuelta para mirarnos cara a cara. Sus ojos estaban centrados en "su" ropa que tenía puesta y eso me ponía muy incómoda.

- ¿Segura? - Volvió a insistir.

- Sí, segura.

Caminó hacia el sofá, apunto de sentarse, pero... lo interrumpí.

- Una pregunta. - Él me miró con interés, atento a lo que le iba a preguntar. - ¿Dónde dormiré? - La última palabra fue más baja y suave, insegura de pensar dónde dormiría ésta noche.

- Conmigo. -

¡¿No era broma?! Ni en mis sueños dormiré con él. Antes, muerta.

Creí que era broma lo que me acababa de decir. Pero su cara estaba realmente seria y su respuesta fue directa, sin dudarlo.

O bien, solo jugaba un poco conmigo.

Me quedé intacta, por lo que dijo.

- Es broma. - Rió.

Suspiré aliviada.

Luego me llevó a una habitación, limpia y ordenada. Debo decir, que no era como ese cuarto polvoriento y desordenado, de aquella vez que estuve en la casa de Marcus.

Aunque la decoración no era igual.

Muebles negros y modernos, paredes sin pintar, que solo se veía el cemento color gris y unas lámparas puestas sobre ella. Y para finalizar, una cama de dos plazas, con sábanas negras de seda y un comodísimo y cálido, acolchado blanco. Hasta, enfrente tengo una televisor.

Así que, ¿qué me puedo quejar?

Me preguntaba, quién dormía aquí. Porque, por lo que veo, Noah tiene otra habitac...

- ¿Tú dónde duermes? -

- Aquí. - Respondió seco. - Pero, tranquila, dormiré en otro lado... capaz que en el sofá. - No me dejó decir ni una otra palabra más, que ya se había retirado del cuarto.

- Actuó extraño. - Me dije en susurro yo misma.

Ya eran las 2am, así que me dispuse a recostarme.

Las sábanas negras de seda, estaban frías, pero aquella manta blanca, tan cálida y gruesa, me hizo acurrucarme aún más y así, conciliar el sueño que tanto esperaba.

______________________________________

7:07 pm

Me dirigí al living y un extraño ruido de agua, hizo que enfocara mi vista al baño.

Noah.

Tenía bastante hambre, así que revisé la nevera... ¡Genial!... vacío.

Los demonios no comen, ¿cierto?

Qué irónico, ¿verdad?

Oí escuchar abrirse la puerta del baño, y me encontré con la figura... perfecta.

Vestido con una blusa roja, que marcaban sus enormes y musculosos brazos. Unos jean apretados negros y unas botas haciendole juego.

Su cabello totalmente mojado y descabellado, hacían verse aún mejor.

No me animaba a decir ni un "hola" o un "buenos días", simplemente, mis ojos se me iban a salir de tanta belleza.

- Se te caerán los ojos, Drey. - Su voz era ronca y sexy. Mis nervios no me podían.

- ¿Qué dices? - Sonaba "confundida" pero sabía a qué se refería. Engreído. - Ya querías. - Rodee mis ojos.

- No lo dudo. - Tomó una pequeña toalla, para sacudir su cabello, como un perro recién bañado. - Estás toda roja. - Una sonrisa salió de su boca, dejandome ver sus lindos y tiernos hoyuelos en sus mejillas.

Me quedé en silencio unos segundos, buscando escapar de esa situación tan incómoda.

- Tengo hambre. - Tomé aire profundamente, para calmar mi ritmo cardíaco que estaba a mil por hora. Trataba de disimularlo, pero no era algo fácil que digamos.

- Oh, lo siento. No he comprado comida hace más de una semana... - Rió. - Pero, si quieres, a unos kilómetros de aquí hay una cafetería. Podemos ir ahora o más tarde.

- ¿Los demonios no comen o qué? -

- En realidad, sí. Pero no hay necesidad de hacerlo. - Pausó. - Podemos pasar eternidades sin comer ni tomar agua, que no moriremos. Somos inmortales. A no ser, que alguien muy poderoso, como mi padre, Dios o el objeto más sagrado que hay... que es la "Daga Celestial" nos puede matar. Incluso... - Me observó.

- Incluso... - Afirmé curiosa de saber lo que iba a decir.

- Olvídalo. - Su rostro terminó a ser uno serio, algo que me quedó un tanto raro. De un momento a otro, cambia sus actitudes y su forma de hablar. - Bañate si quieres, y desayunaremos en la cafetería. - Sus palabras eran cada vez más cortantes y secas.

Algo que me hacía preguntar... qué había dicho o hecho para que actúe así.

Lavé mi ropa que tuve puesta el día anterior y me dispuse a secarla, para luego ducharme y volver a utilizarla.

Giré la llave de la ducha y me adentré. Dejando que las relajantes gotas de agua tibia, recorran mi cuerpo.

DÍAS DESPUÉS:

Hace unos días mi mejor amigo, Austin, me ha contado su grandísima sorpresa.

Se ha mudado a Houndters, con su padre a vivir aquí.

Mi felicidad fue inmensa en ese mismo momento. Parecía que mi corazón iba a salirse, de tanta emoción.

Hace dos días que ha empezado el colegio. Fue algo difícil convercerlo de estar en mi turno nocturno, pero lo logré.

Finalmente, pude hacerle conocer a mis amigos... Fiorella y Marcus.

Bueno, Marcus... ¡Ay dios! Ni me explíco, de cómo reaccionó al verlo por primera vez. Era súper obvio que le gusta, sin duda.

🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡

Nos volverá locos con ese Austin, ¿verdad? 😂

Será mi personaje preferido en las escenas más divertidas. ¡Te lo aseguro!

¡Esperen por más... los quiero! ❤

Saludos ~

HOUNDTERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora