CAPÍTULO 17

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Entré a casa. Mi casa estaba todo un ¡desorden! ¿Cómo era posible que en un solo día que no esté, se descontrole todo?

Al principio dudaba de quién podría haber hecho... No lo sé, habrán entrado a casa a robar o algo así...

Pero, ¿quién más podría estar aquí? Exacto, Noah. El queridísimo y simpático mismísimo Noah. ¡Lo mataré!

Busqué por todos lados a Noah, para asegurarme si estaba aquí todavía o se había ido tal vez a su casa... cosa que jamás le pregunté. Siempre está aquí y si no está, tiene cosas que "resolver"

Me aseguré y no, no estaba. Solo hay que ver si está arriba. Tal vez, en em cuarto de mamá, baño o... MI habitación. Odio que entren allí, pero, ¿qué me esperaba de él? Invade siempre mi privacidad y eso me molesta demasiado.

Dejé mi cartera a un lado, y me dispuse a caminar hacia mi habitación para cambiarme. No quería tener puesta la ropa de Marcus.

Elegí mi ropa, para entrar ya al baño a bañarme de nuevo. Resulta que en casa de Marcus, no me lavé bien que digamos.

Antes de entrar al baño, fijé la habitación de mamá a ver si estaba Noah. Pero nadie. Seguía todo ordenado, nada fuera de lugar. - Suspiré aliviada.

Tardé veinte minutos allí. Entré a mi habitación, con una toalla enroscada en mi cabeza, vestida con un buzo sencillo, color rosa y unos jeans azules. Obvio que no podían faltar unos zapatos, también color rosa... siempre da un toque final.

Doblaba la ropa de Marcus, para así devolversela mañana, mientras tarareaba mi canción preferida.

Perfect, de Ed Scheeran. ¡Qué romántico, ¿verdad?!

- Baby, I'm dancing in the dark with you between my arms. Barefoot on the grass, listening to our favourite song

When you said you looked a mess, I whispered underneath my breath
But you heard it, darling, you look perfect tonigh.... - Cuando me volteé para atrás, grité del susto.

- Hermoso. - Sonrió. Supongo por mi tarareo de hace unos segundos. Qué vergüenza.

- Pero... ¿no era que no estabas? - Le pregunté confundida y algo enfadada.

- Pues, te fijas muy mal. - Rió a carcajadas.

- Idiota. - Gruñí.

- ¿Quién yo? - Se señaló a sí mismo. - Deberías de estar agradecida que te estuve cuidando toda la noche en casa de tu "amiguito" - Rodeo su ojos de forma burlona, mientras hacía con sus dedos las comillas.

-¿Qué? - Sonaba confundida y de verdad no entendía nada.

- Hoy a la noche estuve en casa de Marcus. - Yo lo miraba con enojo. Me enojaba que estuviera vijilandome a mis espaldas. - Sabía dónde estabas. Te seguí cuando fuiste con tu amiga y él a la fiesta. Luego te metiste en problemas con un tipo, que estaba borracho... mejor dicho, drogado. Iba a golpearte, por eso fui directo hacía él, a matarlo si era necesario... pero Marcus apareció. - Paró unos segundos de hablar. - En cuanto, a Marcus cuando te llevó a casa, no podía quedarme tranquilo, por eso los seguí y estuve todo el día allí. No te haz dado cuenta ni un segundo que estaba allí. - Rió.

- Pues, eres un idiota y no quiero verte. Nunca más. - Di una manotazo, pero él agilmente, lo esquivó enseguida. - ¡Vete! - Le señalé con un dedo la puerta, para que se vaya.

- Sabes que no lo haré. - Se cruzó de brazos.

- Me importa un carajo lo que digas, ésta es mi casa y puedo echarte cuando quiera. - Grité con ira.

- Sabes que eres menor y si se llega a enterar la policía de que estás sol.... - Le interrumpí.

- Y yo les diré que estoy con un psicópata que vive en mi propia casa y que ni siquiera lo conozco.

Él se quedó callado. De seguro tenía razón. No lo iba a dejar ganar en ésta.

- Ahora, vete. - El negó.

- Si dices que salga de tu habitación, claro.

- No me tomes el pelo, ¿quieres? - Salté una risa irónica.

Dicho eso, salió de la habitación.

Estuve toda la tarde en mi cuarto, obligandome a no salir y poder ver la cara del idiota de Noah.

Solo saldría cuando tenga que ir al colegio, y eso hice...

Salí por fin allí, lista para salir. Ésta vez, tenía que ir caminando, ya que no quería que él me lleve y ni mucho menos Marc....

¡Espera!

(Flashblack)

- Te recojo hoy a las 5pm, te veo mañana. - Gritó para que lo escuchara.

Le sonreí y asentí.

No, no, no.

Hoy Marcus me pasaba a recojer. ¡Carajo, lo olvidé!

Bajé al living a buscar mi pequeña merienda en la levera, recordaba a mamá y eso me ponía algo triste... Ella nunca se le olvidaba. Claro, que no era lo mismo que como lo hacía. Me preparaba unos especiales y exquisitos Waffles dulces y salados solo para mí.

Lo recojí y lo guardé en mi mochila de siempre.

- Te llevo. - La voz de Noah me hizo expartar del susto. ¿Cómo es que aparece de la nada? ¿Acaso es invisible? ¿Los demonios impiden que los humanos los veamos?

- ¡Diablos, Noah... que susto! - Toqué mi pecho como si fuera una actuación. Suspiré.

- Lo siento. - Una leve risa salió de su boca.

- Marcus me llevará.

- ¿Marcus? - Levantó una de sus cejas, dejando ver sus ojos tan oscuros y penetrantes.

- Sí, como escuchaste. - Rodeé mis ojos.

Bocinazos ahora se escuchaban fuera de la casa, Marcus.

Aunque no quería aceptar que me lleve, ahora quería hacerle la contra a Noah.

- Oh, ¿escuchaste eso? Ya vino... - Me sorprendí yo misma de la pequeña actuación burlona que hice. Sinceramente, lo detestaba.

Dicho eso, no lo dejé hablar y me fui.


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