Leopoldo, tres años antes

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Mi mamá junto con su adorado esposo se habían convertido en la mejor pareja para hablar de remodelaciones, habían remodelado tanto y tantas veces su casa, que eran ya profesionales en encontrarle defectos al lugar. Su tía le hizo pasar por una cinta métrica, una arquitecta y un cuadernillo. Andrea le vio divertida mientras se dirigían al lugar, el par de mujeres se intentaron comportar en frente del agente de bienes raíces y para mi sorpresa a mi mamá le gustó la casa, su arquitecta me advirtió que a ella todo le gustaba hasta que tenía a mi papá al lado y comenzaban juntos a imaginar como un espacio podía ser mucho mejor.

Me disculpé para tomar una llamada.

—¿Cómo está la mejor amiga y el amor de mi vida?—preguntó mi amigo y los dos reímos.

—Leopel, compré una mansión, está preciosa, creo que no me voy a quedar a dormir hoy aquí, pero, tienes que venir la inauguró el fin de semana.

—No hagas cambios sin mí. Llego mañana.

—¿Mañana?—repetí. —A Mainvillage.

—Solo si tienes campo, que yo feliz con un hotel o con tus abuelos, pero pensé, qué putas hago en New York cuando quiero estar con Mily y su marca.

—Vienes por el trabajo de diseñador.

—Voy a hacer todo lo que te aburre.

—Tienes tu vida soñada en Nueva York.

—Mi vida soñada está donde pueda comer, reír y amar, seguro en Mainvillage puedo hacer las tres.

—Ven no te lo pienses.

—Mira la fotografía.

Era una fotografía de mi amigo abordando el avión y no podía sentirme más emocionada, agradecida con la vida y con los astros por hacer que se moviera en mi dirección. En la noche conversé con mis chicas Súper Poderosas, Isabela se veía agotada, es la encargada de prensa del presidente, esta semana había sido una locura porque el señor Westborn se había tenido que someter a una cirugía. Gabe se había dado de baja por la competencia electoral del cantón central y como si fuese aún más loco Elise, su sobrina tomó el lugar de su tío con todo el apoyo de la familia y el partido.

—Bien por Elise, y Girl Power, pero, creo que no puedo orinar.

—Literal.

—Sí, no puedo orinar —La puerta de su oficina se abrió mientras Isa intentaba revisarse la uretra con un espejo. La persona que les interrumpió se quedó viendo a Isabela, y ella terminó la llamada. Priscila y yo no podíamos dejar de reír.

—¡Quién pu....!


—¿La uretra?—Las dos reímos.

Reímos con tantas ganas porque Solo a Isabela le podían pasar esas cosas; unirse al periodismo serio vivir estresada, dejar de orinar y revisarse la su órgano reproductor en la oficina para ser descubierta por un extraño.

—¿Tú cómo estás?


—Bien, esperando que pase un año y vengas a vivir conmigo.

—Seguro que sí.

—Te amo, mucho mucho.

—Lo sé. Te ves como una mujer impresionante. Dame el tour de la casa.

Caminé por el lugar con la tristeza de estar sola en una casa que esperaba estrenar con mi amigo, sin embargo su vuelo había sido retrasado, le mostré por video la casa a mi amiga y hablamos de los detalles. Priscila me felicitó y tuve que dejarla ir porque su esposo estaba de intenso toqueteándole.

Salí de mi habitación y corrí a la puerta.

Cuando llegué a las escalares saludé a la empleada que mi tía me presentó.

—Yo voy señorita.

—¡No! Es tarde, descanse. Descanse, por favor—insistí y fui hacia la puerta.

Vi del otro lado a Leopoldo Carrington, abrí la puerta y me le eché encima, le llené de besos y él me puso de nuevo de vuelta en el suelo.Vivir con Leopoldo era fascinante, tiene buen gusto, es un buen amigo, trabaja tan duro como yo y viaja. Además tiene una capacidad impresionante para acoplarse a mis rutinas por ejemplo comenzamos a hacer yoga a las cinco de la mañana juntos, natación luego, desayuno junto a la alberca, trabajábamos y salíamos. Obviamente uno hacía sus cosas sin embargo nuestro vínculo es más fuerte.

Fue una noche, entré con el vodka y su platillo favorito.

Cuando entré le vi en la cama, con el celular en la mano izquierda mientras se la jalaba con la derecha. Me acerqué mientras gemía y movía las caderas.

—Estoy...


—Sé lo que estás haciendo.—respondí divertida.

Tiró el teléfono y se soltó el miembro, todavía semi duro. Tomé asiento en la sillita junto a su escritorio, serví un par de vasos con su bebida favorita y acerqué uno.

Él tomó el contenido del vaso de un solo trago y disfruté de su piel oscura, completamente marcado, musculoso y con unos ojos cafés preciosos, los dos nos vimos a los ojos y Leopold confesó:

—No es más fácil buscarte un hombre o una mujer en tu caso.

—Lo es, pero no quiero una relación.


—¿Por qué?—pregunté. —Nunca te he visto en una relación.

—Las relaciones son complicadas y quiero estar solo, sin ataduras, poder ir y venir siempre tengo con quién coger, pero vivo en una casa contigo y me gusta nuestra vida y todas esas personas a las que usualmente llamo viven a kilómetros de aquí.—¿Quieres hacerlo?—pregunté.

—No—Respondió angustiado mientras se sentaba en la cama. — Mily esto va a arruinarnos.

—No, los dos sabemos que nos amamos, pero, es un polvo, yo lo necesito y sé que no me vas a dejar en un callejón que es lo que me da ansiedad de esas apps de ligue sé que la tienes gorda y grande y que quieres—Dije mientras me sacaba el pijama. Me acerqué a mi amigo y él me miró sorprendido y contrariado por completo, le acaricié el pelo colocho y le obligué a verme a los ojos. Pasé mis manos por su espalda musculosa y él me rodeó con sus piernas.

—Tengo muchas ganas—respondió y me acarició con las yemas de sus dedos.


—Siempre amigos—preguntó.

—Siempre amigos —confirmé y abrí la gaveta de su mesa de noche. Saqué un condón y se lo puse.

Ya pueden elegir a su favorito.

Recuerden comentar: ¿qué les pareció cada uno de estos chicos?

El bebé del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora