Detalles

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La cena estuvo maravillosa, no hay forma de no reír cuando están constantemente siendo inmaduros y locos. Miré en la cocina estaban Emilio y Niza abrazados ella le estaba acariciando el pelo mientras él le decía algo. Mis amigas y yo nos sentamos en el jardín en una hamaca enorme mientras veíamos a mis los más pequeños correr como locos en compañía de Valentina, Lucrecia y Ellis. Unos minutos más tarde era una pijamada oficial, Jana y sus hermanos se unieron a la fiesta así como Olimpia la cual se apuró tanto que dejó la maleta.

—¿July no te vas a quedar?—preguntó Emilio mientras Alonso le bloqueaba el paso a la puerta.

—No, Cash no está y ahora ellos tampoco. —Sonrió. —Bye.

—Yo estoy, mamá.

—Puedes dormir conmigo, pero no te levantes a orinar.

Alonso y Emilio siguieron bloqueándola.

—Tengo una botella de vino en el congelador. —Dijo y sonrió.

Carrick y Sebastian entraron al jardín.

—Hoy te quedas dormir con Alonso y Sebastian tú eliges—Respondió Julianne.

El tío Cash nos pidió que fuéramos conscientes de que él llevaba años remodelando una casa para Julianne que nunca parecía estar lista, mi papá le dio un beso en la mejilla y le acarició el pecho.

—¿Podemos tener una pijamada? Tú, Olivia y yo.

—Sí, a Olivia le va a gustar.

Nosotras tres les vimos salir divertidísimos hacia la casa mientras Alonso reía y Lucrecia se escondía detrás de su esposo. Nadie en esta casa es normal. A la mañana siguiente estaba cocinando con un grupo muy selecto de mujeres Mainviliana. Mis dos mejores amigas, sus hermanas y mis hermanas.

Olimpia estaba conversando con los bebés mientras Jana cocinaba unos pancakes que si fuesen tortillas yo entendería la forma agresiva con la que las gira, pero siguen siendo solo pancakes.

—Jany.

—Eh.

—¿Te pasa algo?

—No.

—Yo escuché lo de Garret—Comentó Olimpia.

—Estoy muy molesta, todavía.

—Yo igual y no soy tú —Dijo Gemma y su hermana le miró con los ojos entrecerrados porque ni siquiera van en grados similares.

—¿Qué hizo Garret?—pregunté y acaricié el pelo de mi hermana. —¿Garret es el bebé del pelo precioso en corte hongo?

—Sí—Confirmó Mehr y entrecerró los ojos mientras asentía.

—Ya no somos amigos y nunca va a ser mi novio.

¡¡Mis amigas y yo nos miramos divertidas porque el segundo grado nunca ha tenido tanto drama!!

—A mí me gusta Garret para ti —insistió Olimpia porque probablemente quería el chisme y sus primas sintieron por la misma razón.

—¿Qué te hizo, Jan?

—Le compartió galleta a Lisa Melburn y como si fuese poco le ayudó con una oración y cuando le reclamé me dijo que yo no le pedía galleta porque no me gusta esa marca —Aclaró de inmediato. —Y tampoco le pregunto en clase. ¿Es mi culpa ser inteligente?

—No lo es y nunca debería salir con alguien que quiera salir con una tonta—Todas reímos ante la respuesta de Mehr, pero su corazón estaba en el lugar correcto y le felicité con un puñito. —¿Podemos hablar de mi fashion show?

—Sí—respondió Isabela. —Antes de eso, tienes que entender Jana que los hombres nacen con cierta inexperiencia y lentitud típica del género, así que hay una leve probabilidad de que Garret no entienda esto hasta dentro de unos años y por consiguiente tendrás que esperar

Mis hermanos se despidieron porque iban a clase de parkour, mi mamá sonrió ante la contagiosa emoción de Moad y Milo. Bastian estaba demasiado concentrado comiéndose su pera. Ese niño necesita ser rico sin causa. Les di un beso a los todos los chicos.

—Mis hermanos van para parkour —gritó Isabela y todas reímos.

—Sí, sí, papá dice que es para canalizar mi energía.

Los chicos salieron y Niza iba con una sonrisa en el rostro.

Yo repartí los pancakes para las chicas y me puse a ver el plan de mi hermana y su obra caritativa, mientras nos explicaba entendí que Niza no tiene que preocuparse por nada realmente. Esa niña es fantástica y Mo solo ocupa canalizar su energía, yo dejar de ser negativa y los Emilios solo necesitan ser menos ellos.

El timbre de casa sonó y pensamos que a Moad se le había olvidado algo para entrenar, así que corrí a la puerta para molestarle.

Me encontré con un gigante ramo de rosas y un sonriente Maximiliano.

—Hello, Max.

—Hi—respondió. —He decidido que vamos a tener un día relajante.

—Estoy con mis hermanas y amigas, no puedo plantarlas.

—No les molestará —Dijo mientras entraba y repartía rosas.—¿Cierto, chicas?

Usé todas mis claves con las chicas y todas me ignoraron.

—¿Te alista?

—Tengo que reposar.

—El doctor dijo que tienes que relajarte—añadió Priscila.

—Y yo planeé un road trip.

El día más feliz de mi vida fue a los cuatro años, mi tío Sebas lo dejó todo y nos llevó a y mi mamá de road trip sin rumbo alguno. Lo adoré, iba a una sillita y en la gasolinera me compraron una corona y comimos en el auto unas frutas, postres y sobrecitos, fue magnífico y como esa están mil viajes uno al carnaval otro a una finca lechera, mi tío simplemente sabe hacer el viaje magnífico. Max parecía haber puesto demasiada atención porque solo me dejó llevar un abrigo, el cargador, mis documentos importantes y una manta para los dos.

Es increíble como una parte de él está puesta en todos esos pequeños detalles en mi color favorito, en la temperatura que me gusta el café o una historia que le conté medio dormida, sin embargo, no sea bueno con lo importante que es abrirse un poco a mí.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now