Lo mejor para ellos

70 6 0
                                    


Escuché golpes en la puerta de mi habitación, vi la hora, dos de la mañana. Pensé que podía ser Olimpia con uno de sus abrazos y locos en su lugar eran Priscila e Isabela con bolsas de confeti y cartelitos que decían: las tías favoritas de los chiquitanguis. Priscila fue la primera en tirárseme encima, luego Isa, mis amigas me llenaron de besos y un abrazo eternamente largo.

Mi papá y mis tíos se acercaron con un pastel de diferentes sabores.

—Recuerdan que no es mi cumpleaños ni es algo que tenga que celebrar.

—¿Qué tiene de malo ser una zorra? Mira al tío Cash se ha echado al planeta y nadie le ha dicho nada.—señaló a mi papá. —Ken Malibú uno y su mejor amigo el dos—señaló a mi papá y a mi tío. 

— Acostándose con putas de verdad.

—La puta de verdad de mi papá es mi mamá—le recordé e Isabela se cubrió la boca. Mi papá y su papá rieron. Alonso suspiró agotado por el tema de la prostitución. Vergonzosamente una de las dueñas de casas de escorts más importantes olvidó quitar su nombre del libro de contabilidad en el cual estaban los clientes más importantes como salvavidas. A ella le funcionó hacerlo público hizo que le quitaran los cargos por proxenetismo, pero, mi tío ha tenido que escuchar constantemente sobre su gusto por las mujeres de mundo. Todos le creemos que solo contrató servicio de compañía y casi nunca sexual.

La clave está en ese casi nunca.

Para salvación y liberación de su alma fue mucho antes de que estuviese con tía Lu y todas sus salidas fueron específicamente con la dueña del club, Lexie, a la cual no le iba el sexo con Alonso, pero sí su mal humor y le gusta hacer contactos. Una mujer guapa e inteligente.

—No era una puta era una escort —aclaró tío Alonso.

—Era un número grande de escorts.

—No tuve sexo con todas—sus amigos negaron con la cabeza.

—Y no iba de puteros, daba que Olivia trabajaba ahí—replicó Sebastian.

—Esta es una conversación que no quiero debatir con ninguna de ustedes—Aclaró Carrick.

—¿El qué?—replicó Isabela con los brazos cruzados. — Que los hombres las prefieren putas, pero unas señoritas.

—Le diría a cualquiera de mis hijos que los veinte son para follar con condón.

—¿Qué hiciste con nuestra Isabela, Cash?—preguntó el tío Sebas y le golpeó en la cabeza.

—¿Te acuerdas la primera vez que la vimos? —comentó Alonso y sus amigos asintieron mientras la veían con nostalgia, Pri y yo sonreímos ante la cara de irritación de nuestra amiga a la cual fueron a abrazar. —Era tan inofensiva, dulce y pequeña.

Mi tía entró en la habitación y preguntó si me gustaba la sorpresa. Mis amigas habían pasado horas volando, dejaron sus trabajos, empresas, parejas solo para estar conmigo. Isabela tomó mi mano y la de Pri y dijo:

—Somos una familia, para siempre.

—Sí, lo que le pase a una es contra todas y yo, estoy planeando el funeral de Octavio.

—Yo estoy encargado de su muerte—replicó Isa y se encogió de hombros y las abracé a ambas. 

—Tía Olivia, les comentaba a estos caballeros que los hombres las prefieren putas.

—Siempre, yo he escuchado que tu papá está muy en pro de que se la chupen, tu tío Alonso del sexo loco, a lo bruto, en cualquier lugar; y el tío Sebas, bueno... Es venderme, pero a nosotros simplemente nos gusta el sexo, todo tipo de sexo, todo el tiempo.—sonrió y nos guiñó el ojo. — 

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now