Rabia

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Los tres estábamos en el pasillo, Phil me felicitó por el embarazo, algo que muchos se les había pasado hacer en medio de todo mi desorden, le di las gracias y él se dirigió de nuevo hacia Leopoldo para convencerle de ir unos minutos a fuera. La jueza iba pasando cuando Phil se acercó a nosotros y nos saludó, me vio y dijo: —¡Dígame que no hay un quinto probable papá!—pidió y le dio una repasada con los ojos a Philip. —No, en serio no—insistí y ella asintió antes de decirle a Leopoldo que al regresar continuarían con su conversación, él asintió y. vio a su exnovio un poco incómodo, luego a mí. —Tenemos una conversación pendiente. Fui hacia mis mamás y las abracé a ambas. Vi a Ada del brazo de mi papá y le extendí la mano. Mi papá empujó a Olivia y a Niza para darme un abrazo y llenarme de besos, Emilio le empujó e hizo lo mismo y por último, Sebastian me abrazó y me recordó en el oído que nunca iban a soltarme. La seguí abrazando y le pregunté si eso era bueno. —Mi amor, en unos meses vas a cargar a esas cositas y lo vas a tener tan claro. —Me siento muy mareada y cansada y honestamente me duelen las tetas. —Es mágico como es lo único que te ha crecido —comentó Emilio y asentí.—¿Quieres un jugo verde? ¿Algo de comer, tus galletas holandesas, una manzana, cielo?—El jugo verde, pero vamos todos—Les pedí y me acompañaron a una cafetería cerca del tribunal. Nos encontramos con la parejita feliz y su club de fans, Jack y su amor Valentina, con July, Alice y Nate, los cinco estaban comiendo y conversando, mis tías se pusieron en pie para saber qué tal estaba yendo todo. Tía Valentina me llenó de besos y me recordó que soy lo más divino de la vida. —En serio, eres guapa —dijo Julianne. —El outfit está de otro nivel. —Hoy más que nunca pienso que debí haber estudiado Leyes y no Medicina. —Sí, cuéntame como alguien tan inteligente se mete en tantos problemas—pidió mi tío Jack y Valentina y yo le dimos una mirada Pieth de advertencia. —Me gusta el sexo y me gustan casi todos los hombres con los que tuve sexo esa semana. —¿Qué tiene de malo?—preguntó Alice. —A Emilio y a Logan les pudo haber pasado. —Y a Arturo, el que no sabía por quince años que tenía una hija—me defendió mi mamá. —Fueron catorce y todo es culpa de Olivia. Ellos siguieron discutiendo quién tenía culpa de qué respondía mis chicas superpoderosasIsa¿Cómo va todo?Respondí uno de los quince cómo va todo de Isabela que envió: Estamos en un careo, la jueza va a tender todos mis casos de custodia. PriEso es bueno, se familiarizará con el caso y no tendrás que estar ganándote a nadie. Mily Si decide que me ama. Al menos es una mujer. Pri¿Adivina con quién estamos?Mily ¡¡Con algún bebé divino!! Foto, Foto, Foto. Me envió una fotografía de Mehr en su entrevista con la tía Marcela, está preciosa y Moan, les mostré a sus papás y los dos se derritieron de amor. —¿No deberían estar ahí? —Eres también nuestra hija —respondió indignado Emilio y su mujer asintió. —Ella dijo que es muy mayor—Los dos rieron con algo de tristeza. —Nos obligó a dejarle esta mañana con Sofía para que la peinara como una mujer, ¿cómo crecen? —Jana quiere un bikini que es como un ¿cubrebocas?, ¿un parche?; un cubreparche—todos reímos. —Es de dos piezas, Arturo—advirtió su esposa. —Jana no tiene ni cuerpo para dos piezas; ella es una bebé y va a seguir usando vestidos de baño con osos encima —Advirtió mi papá y todos en la mesa rieron. Todos volvimos a reír en la mesa porque mi papá tiene unos problemas con la mini él. Esa pequeña mocosa le roba la paz de manera cómica al menos a todo el que encuentra. Su abuela Jane tiene citas semanales con ella solo para reírse y ser torturada en el proceso y mi abuela Sofía la ha declarado el mejor antidepresivo de la historia porque es ella en miniatura combinada con su esposo. Jana definitivamente saca muy poco de sus papás y tiró de toda la locura de sus abuelos en la piscina de genes. ¿A quién se van a parecer mis hijos? El ritmo de la conversación cambió a como planean ser Emilio, sebastian y Arturo de abuelos, todos en la mesa reímos ante sus ideas locas y yo en silencio pedí que fueran solo ideas. —¿Qué quieres que sean?—preguntó el tío Sebas. —Creo que se me darán bien las niñas, pero han visto a mis hermanitos son adorables creo que no me importa mientras no sea de Octavio.El abogado se acercó y nos interrumpió. Me dijo que hasta el momento todo era prometedor, Johnson no tiene fama de ser una abogada tradicionalista y como jueza también se dirige de la misma forma. Por otro lado, la declaración de Max a pesar de sonar ensayada era buena si teníamos que enfrentarnos a él en un caso de custodia. —¿Te sientes bien?—Sí, he pasado más mareada que tranquila el embarazo—respondí y me dio la mano para subir los escalones. Cuando entramos de vuelta Max, Drake y Octavio tenían una discusión acalorada. Octavio empujó a Max, le dio un puñetazo a Drake y los dos se le tiraron encima. Los policías y guardas de seguridad se les tiraron encima y la jueza se encargó de darles a los tres en la cabeza como si fuera la directora de un patio de niños. —¡¡Me pueden explicar señores!!—gritó Hayley molesta. —Les pregunté dónde estaba Milena.—respondió Octavio y se acomodó el saco. — Creo que esto se tiene que cancelar. —La que decide eso soy yo—gritó la jueza. —Octavio, no puedes ir por la vida iniciando cosas que no vas a terminar —le regañé —Nadie quiere escucharte—Advertí. —Yo no me siento muy bien, ¿así que podemos terminar por favor con esto lo más pronto posible? —Mily. —Mily nada, no quiero que me hables Octavio no quiero saber de ti, no quiero nada más que acabar con esto. Quiero saber que estos bebés no son tuyo y que te alejes quiero una jodida orden de restricción contra este hombre que ha arruinado mi vida. No tenía sexo con él, nos escapábamos juntos y tontéabamos. Qquería llevarle la contraria a mi mamá y Octavio era exactamente la persona con la que más sentía que se molestaría. —¿Por qué estabas molesta conmigo? —Estabas haciéndole a Sergio lo mismo que a mí—repliqué molesta. —Le estabas quitando a su papá por rencor y Octavio parecía la persona indicada para hacerte replantearte un poco las cosas y sobre todo recordarte que no eras perfecta. —Eso es cierto —Dijo Octavio. —Lo que quería decir. —No me digas nada. No pudo salir. Requiero de quince hombres vigilándome constantemente para vivir mi vida. No puedo ir a trabajar, tuve que comprar dos pisos más en mi edificio para poder seguir trabajando porque tienes una campaña de desprestigio en mi contra. No puedo ir al supermercado porque tu mujer y tú han esparcido mi nombre por toda la ciudad. ¡Llámenme zorra!, pero recuerda siempre que tú eres un cabrón y ella una interesada. Por amor nadie está contigo. Sí, follé contigo Octavio. Eso lo hice porque te quería, por venganza y por estupidez, tú todo lo has hecho porque quieres destruirme. No me hables ni vuelvas a acercarte a mi familia. Me volteé y me ajusté el saco. —¿Quién es el siguiente?—le pregunté a la jueza. —Terminé con Leopoldo lo mejor es que hable con Max, ¿quiere ir a tranquilizarse? —negué con la cabeza y les seguí.

El bebé del millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora