Si es de este o el otro

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Vi a Max, al guapísimo Max en su traje color azul, con la camisa blanca perfectamente planchada, el pelo un poco desalineado por estar tocándoselo constantemente, unos ojos divinos y azules. Su cuerpo sensual y no estoy segura si mencioné que el saco le queda perfecto Es importante recalcar que es hecho a medida. Creo que lo diseñé y lo cocí yo para él. Max sonrió. Yo sonreí. Max un par de minutos antes de tomar el oso de peluche. Max sonrió y se puso en pie. Le dio un beso en la mejilla y le abrazó. Ella le devolvió el abrazo y recordó de inmediato cuanto le amó. Tanto que dolía.

La pareja fue interrumpida por Sergio. 

—Sabes que Emilio y yo estamos preocupados. —comentó y retomó su llamada con su tío.

Le dijo que Milena ya estaba en la casa, pero estaba de coscolina con el hombre equivocado. Max vio a su exnovia y le preguntó cuándo había perdido el voto de Sergio. Ella sonrió y le deseó buenas noches antes de ir con su hermanito. Max se quedó viendo desde el lobby y Mily sonrió.

Sergio tocó los botones para que elevador cerrara antes de que su hermana se tirase entre los brazos de Max. Mily rio y le dio un beso en el brazo.

—Tú siempre eres mi hombre favorito.

—Sabes que las mujeres embarazadas tiene mayores niveles hormonales y más deseos sexuales.

—Uhh... ¿De verdad?

—Sí y tú, tus hormonas y tu vagina ya han tenido mucho sexo —intenté ocultar la sonrisa.

El elevador se abrió en nuestro piso y saludamos a los encargados de la seguridad de Sergio. Fuimos al apartamento y me dijo:

—Mily, creo que lo mejor es que no tengas sexo durante todo el embarazo y que no te relaciones con esos cuatro individuos.

—Trabajo con uno, soy amiga de otro y Max quiere reconciliarse.

—¿Qué si los bebés no son suyos?—preguntó mi hermano.

—Creo que ya él lo contempló.

—Mily, necesitas estar sola, cariño.

Me reí y fui a mi habitación, vi la cama desentendida y volví a ver a Sergio el cual comentó que haría el sexo para mí altamente incómodo porque de hoy en adelante no planea moverse de ahí. A la mañana siguiente descubrí un malestar llamado náuseas matutinas, quería morirme en la taza del inodoro, de verdad le pedía a Dios que parara, que se las diera a alguien gordo que lo necesitara, pero yo no... yo me voy a morir.

—¡¡Sergio!!—grité.

Mi hermano probablemente ya no estaba y según lo que me dijeron cuando desperté pasé horas en el suelo del baño desmayado.Estaba una enfermera en mi habitación del hospital u me preguntó si era la primera vez que me pasaba.

Desmayarme sí, las primeras tres semanas tuve mareos y en semana tres cuando me di cuenta me vomité, una cantidad impresionante, me recuperé, me lavé la cara. Me sentía mareada, así que decidí avisar que iba a llegar tarde a trabajar, sin embargo, cuando estaba por salir del baño hacia la habitación cuando volví a sentir ganas de vomitar y salió más. Demasiado vómito y dejé mi teléfono en la mesa de noche bastante, pero nada como hoy, sentía que el vómito me ahogaba.

Mía me explicó que no podía decirlo con seguridad, pero el hecho que fuesen trillizos podía explicarlo, tenía una hormona muy alterada u eso aumentaba la probabilidad de sufrir hiperémesis grávida.

Seguro antes ser mamá era fácil porque uno no sabía el sexo del bebé así que compraba cosas de color blanco o recibía lo que algún amigo o familiar iba dejando de su hijo. Ahora la gente aparentemente no guarda, bota y que la ropa no es problema en mi caso. El segundo tema es que uno no tenía información a la mano, como este Google, a quien es le ocurrió esta aplicación del mal, es que todo está ahí y yo tengo un truco especial cuando me enfermo: "hiperémesis grávida, artículos para médicos" Es que sale toda la verdad hasta lo que los médicos se callan por miedo a ser demandados y no siempre entiendo ni la mitad, pero cumplen su objetivo, volverme loca.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now