Cuatro semanas

144 8 0
                                    

Todos tenemos sueños. Yo no estoy vacía por dentro. Siempre he querido una familia, el toque de tener tres juegos de papás; tres grupos de hermanos hace que a veces se pierda la pertenencia, soy parte de todo pero no lo soy realmente, porque no puedo estar en tres lugares. Yo quiero una familia; dos hijos, un esposo, un perro. Cenas juntos todas las noches, desayunos que sean revoltososo y conversaciones en el auto sobre el almuerzo y la vida. Esa es la vida que yo quiero. En la que me sobra amor y en la que solo hay una persona, un solo papá, que comparte conmigo la custodia de sus hijos, y todos mis hijos tienen el mismo apellido y siempre cuentan con su papá. Mi relación actual con todos ellos es complicada, Leopoldo está en el peor momento de su vida, arruiné el amor y el respeto entre Drake y yo, de Max no esperaba nada porque ser la esposa florero no es mi mejor proyecto y Octavio... Él siempre es y será la peor relación que he tenido. Este bebé está creciendo en el centro de la discordia. —No necesito el dinero de nadie. Cometí un terrible error, o varios, pero mi hijo va a estar bien y quien sea el padre será notificado. —¡Notificarlo! Hazte la prueba—exigió Vanessa. —No he tenido relaciones contigo. Vete de mi casa y mantente lejos de mí y de mi vida. —Respondí. —Tú y tu esposo, lárguense. —Mily, no quiero... No quiero que estés sola. —No voy a volver a estar sola y quiero estar conmigo por hoy. Todos nos quedamos en silencio. Max no me soltaba, me dio un beso y me vio a los ojos. —¿Estás segura?—preguntó y los dos nos quedamos viendo. —¿Estoy segura, de qué Maximiliano?—Segura de que estás embarazada. —Sí, sí, no menstrúo, tengo los pechos hinchados, y un bebé dentro de mi sistema reproductor. Necesitas que te hago un comunicado de prensa para que te sientas cómodo cabrón y te recuerdo que el único que no usa condón eres tú —Dije y le empujé. —Vete. ¡Sal de mi casa!—Mily no dije. —¡¡SAL!!—grité y Max advirtió que no quería pelear conmigo, pero que era indispensable para él saber. Vi a Drake y Leopoldo los cuales estaban en sus respectivos rincones en silencio, el primero se acercó y me dio un beso en la frente acompañado de un abrazo. —Necesitamos hablar, cuando estés tranquila y cuando yo haya digerido un poco la noticia. ¿Te parece? —Preguntó y le vi a los ojos. —Descansa y mañana paso por ti—Replicó y me acarició la espalda. Murmuré en su oído una disculpa y Drake me miró contrariado antes de despedirse de mi familia y salir del lugar. —Vamos a tener un bebé —Dijo Leopoldo. —Sergio, la champaña. Me reí mientras lloraba y mi mamá fue a abrazarme. Me apreté con todas mis fuerzas y ella a mí. Lo único que necesitaba era eso, un abrazo de mi mamá. —Rápido, hijito aunque sea agua con azúcar que en esta casa se celebra. —¿Qué estás celebrando?—le pregunté mientras me abrazaba con más fuerza. —Yo, que voy a ser abuela. —Este embarazo es una cagada. Es todo lo que me has dicho que no haga con tres hombres que me dijiste que no lo hiciera. —Mily, eres una mujer impresionante, serás la mejor mamá de la vida, eres mi hija y si no tuvieras a ninguno de esto a hombre siempre me vas a tener a mí. —Y a mí, y vamos a malcriar a esa cosita y le vamos a llenar de besos, cuentos, caprichos y cariño.—replicó mi tío Sebas mientras se unía al abrazo. Continué con el llanto y mis papás se unieron a nosotros. La cosa es que tener seis papás, sirve para una sola cosa, para anunciar que nunca voy a estar sola; primero porque llevo una cosita dentro de mí y segundo porque hay siempre demasiados brazos para sujetarme cuando estoy en problemas. Aquella noche después de una comida bastante tensa mis papás se fueron, solo quedamos mi tía O y yo. Ella me preguntó si tenía un pijama para tomar una ducha y quedarse a dormir. Yo asentí y fui a buscársela, Mi tía Olivia no es tan fan de la típica copa de vino, así que preparé su ensalada favorita y bastante helado, puse el video a reproducirse en la pantalla y ella sonrió cuando lo vio. —Ese es tu bebé. —Es muy real, pero no se escuchaban los latidos. Es un bebé mediocre—Ella rodó los ojos. —de apenas cuatro semanas y muy bien implantado. —Le pregunté eso al doctor. —Le pedí al tío Alessandro que me asesorara. —Mily siempre has querido ser mamá. —Lo sé, pero casada. —Yo no estaba casada cuando tuve a Sergio. —Estabas comprometida y a menos que tengas tríos secretos con tío Cash y tío Alonso sabias demasiado bien quién era el papá de tu bebé. Yo no amo a Octavio, no quiero ser la esposa de un político vigilada bajo microscopio y Leopoldo es demasiado dulce, pero no es el amor de mi vida. Tenemos cosas... y los dos estamos clarísimo con respecto a ello, se me fue Drake... si quiera empezar es complicado. —Siempre va a ser complicado. Topo lo que amamos, todo lo que deseamos, los sueños y el futuro son complicados, pero somos fuertes todos los días. Por qué no pensamos en los próximos dos meses, ese corazón tiene que sonar y cuando lo haga pensamos en que tenemos que prepararnos para su llegada. —Gracias. —Cariño, soy tu mamá, apenas el bebé nazca y pueda robármelo, planeo hablarte de nuevo sobre las tétradas que haces —¿Tétradas?—Las orgías no quería usar la palabra—Respondió mientras me veía seria. —Crees que puedo estar en una cama con Max, Drake, Octavio y Leopoldo, estoy muy segura de que el último podría intentar meterse en la cama con los otros tres, pero no hay un espacio que pueda compartir con ellos vestidos mucho menos con ellos desnudos. Mi tía se quedó en silencio viendo a la pantalla. —Eso es un bebé muy tierno, se acaricia. —Las dos rieron. —Milena, quién es el más probable. Aparte de Max que no se pone un condón. —Bueno... —Tuviste relaciones con todos el mismo día. —No. Leopoldo y yo estábamos tonteando con la puntita —Mi ría gruñó. —Luego fui por un café al nuevo apartamento de Octavio, tenía que volar a ver el partido de Drake y estuvo espectacular lo hicimos como dieciocho meses y en el aeropuerto estaba Max en la sala de espera VIP para vuelos privado. —¿No sabes cuándo ovulas?—Me declararon con anulación, el tratamiento más común es con hormonas y no quise tomarlo, además estoy soltera y no puedo tomar anticonceptivos hormonales entonces dije para qué envenenar mi cuerpo. No me imaginé que vería a mis ex en menos de 72 horas y que con todos se me dé tan bien hacerlo. —Pobrecita, como te ha engañado la vida —Replicó sarcástica. —No, la vida no me ha engañado, pero no sé qué hacer. —¿Cuáles creen que son tus opciones?—No tengo opciones, tengo que vivir con el amor pasivo agresivo tuyo, las miradas de mis otros papás y amigas, voy a tener que soportar a dos cabronazos como mínimo —Mi tía me vio divertida. —Quiero disfrutar de mi bebé. ¿Cuáles son las probabilidades de que tenga cuatro hijos más o por lo menos un embarazo más? Sé que hice mal, pero voy a proteger a mi bebé y voy a tenerlo se amargue quien se amargue. —Bien, mañana iremos al doctor.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now