Condiciones

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Yo no quise acercarme a Max, no quería una discusión, no quería reclamos, nada porque desde el punto de vista legal los libros estaban en capacidad de ser publicados fechas importantes, los nombres de sus familiares, actividades habían sido modificadas.

Estaba esperando el transporte cuando él se acercó.

—¿Qué pasó, Mily?

—¿Has hablado con Roberto?

—No, acaba de llegarme la orden de la corte. Pensé que eso te había agobiado—Respondió y me mostró el correo que indicaba qué día teníamos la nueva audiencia.

—Ya, gracias por avisarme. Salió publicado mi libro sobre nuestra relación. Dice tu jefe de campaña que soy una perra marca mayúscula y que viene por mis hijos no entendí si judicialmente o el plan es matarme. ¿Me avisas cuándo para tener todo listo?

El auto estacionó frente a la joven.

—Mily, déjame llevarte a casa.

—No, mi problema no es contigo Max. Mi problema es que no estás listo para ser mío y yo ya no quiero ser la mujer de alguien y lo que espera su jefe de campaña. Pasaron la raya y conmigo puedes hacer lo que quieras, pero ese cabrón amenazó a mis hijos y no hay una vida en la que ellos se quedan contigo si me muero, tengo familia y no van a dejar de pelear hasta tener la custodia. Yo por estos niños peleo contra todo, viva o muerta.

Max intentó acercarse y me alejé.

—No le he dado una orden, Mily, déjame arreglarlo.

—Despídelo Max. Si él me quiere muerta y me tienes aprecio, si tres importan tus hijos de ser tuyos despídelo—Exigí antes de subir al auto.

Saludé al conductor y se dedicó a ver por la ventana, en silencio, las lágrimas rodaban por mis ojos. Estaba furiosa y dolida. No con Max ni siquiera con el imbécil de Roberto porque si salí de una relación nunca debía haber regresado con el hombre y mucho menos en exclusiva con su polla.

Entré a la casa de invitados sin ser vista y fui a tomar una ducha.

Me puse ropa cómoda y me senté a ver el programa de interiores. Isabela entró en la casa y me preguntó por la cita y traté de no verle ni siquiera. Primero porque mi amiga nunca ha estado enamorada de mi enamoramiento con Max.

Les voy a decir qué es lo que pasa con mi mejor amiga, mi primera amiga en la vida y la persona que amo con descontrol.

Isabela es de esas personas que cree que tenemos que cometer los errores más estúpidos en la vida, ya sea a costarme con Max o tener hijos que se parezcan al hombre, cada error es lo que nos fortalece.

—Sabes que no es posible.

—Lo sé, pero hay algo que no sé...

—Isa te lo cuento todo siempre, te he enseñado mis toallas, tampones y si inventan algo y me animo a usarlo lo hago.

—Estoy usando unas toallas tu mamá me regaló, son de tela. Obviamente esta es nueva.

—Sí, qué tal.

—Está muy rica la textura, ya veremos qué tal lo lleva la lavadora.

Las dos nos miramos porque definitivamente eso hay que lavarlo a mano.

—¿Y Pri?

—Priscila está con su amor salieron a comer.

—¿Y tú y el amor?

—Sabes qué me pasa que he estado mucho tiempo de soltera y me está gustando y cada vez veo más difícil ser la esposa de alguien o la pareja de alguien porque me gusta estar conmigo. Me despierto pongo la cafetera, reviso el Instagram, me tomo un café. Salgo a correr sin lavarme el culo o los dientes porque no tengo que fingir para nadie. Regreso y me visto como una potra —reí. —Todo el día trabajo como loca. Tengo estos problemas para dormir, así que me masturbo y me tomó una pastilla y me pasa igual que cuando tienes a un semental sudado encima dándole, me duermo y otro día llega lleno de todo, de retos, malos hábitos, más sexo conmigo.

Isabela es una de esas personas que parece que tienen todo en la vida resuelto. Que tienen un plan y que la vida va a ser perfecta. Así que saber de vez en cuando que no es todo color rosa; es muy bueno no porque me alegre el malestar de mi amiga, sino porque al menos sé que sí es una máscara y sí encuentra apoyo en mí.

Le rodeé con mi brazo y le di un beso en la mejilla.

—Estar solo es bueno, mis mejores diseños han sido en mi soltería

—Lo sé, solo que me da miedo que sea demasiado, siento que todo en mi vida está demasiado resuelto sin una pareja o hijos y cada día me gusta más mi rutina, mi carrera, mi soledad y sabes que todo lo llevo a otro nivel. —Isabela tienes miedo de estar sola toda la vida porque en el fondo quieres el final feliz que fingimos que no queremos la única diferencia entre tú y yo es que no estás embarazada porque te masturbas y yo ando metiéndome pollas inapropiadas. —Mi amiga rio. —Para ser honesta nunca me he masturbado. —reconocí.

—Estás de coña, Milena.

—Es una realidad, no recuerdo nunca haberlo hecho. No porque sienta asco hacia mí sino porque... no sé, me parece aburrido. A mí me gusta el sexo, ya sabes la tensión con su olor y energía, luego unos besos calientes y toqueteo inapropiado, cuando eso no es suficiente uno de los dos está frotándose —Se me erizó la piel y mi amiga rio —Soy buena en la cama y lo disfruto.

—Seguro que sí, te manchaste —Dijo y señaló mis pechos.

Isabela fue a la cocina y me tiró unas servilletas. Me sequé debajo de la camisa y encima de ella. Hace unos meses tenía maravillosos orgasmos y ahora tengo la camisa mojada, como si fuese gracioso mis hijos iniciaron un carnaval dentro de mi útero.

Ríanse peques, que la vida es una ironía.

—Esto es normal.

—No sé, Isabelux.

Mi amiga comenzó a buscar en su computador y me miró sorprendida.

—Siempre te pasa.

—No cielo, la vida parece ser asquerosa y desagradable. Voy a cambiarme y lavarme las tetas.

Sergio entró en la casa y me vio con atención. Mi hermano no hizo ningún comentario, solo fue a acostarse en el sofá y me envió a cambiarme Cuando regresé los dos estaban leyendo en el computador mientras ser reían de todas las cosas negativas o incomodad del embarazo.

—Cabronazos—los dos rieron.

Me senté con ellos a ver a una mujer parir en una piscina en casa. Sergio se comió un emparedado con Isa y los vi preocupada cuando salió el gemelo. ¿Qué clase de ser hace eso? Yo quiero anestesia en mi útero, en mi vagina, en mi ano por si me hago popo.

—No puedo más—Dije y los dos rieron.

—Mamá parió a los mellizos de pie—nos recordó Sergio.

—Tu mamá es una sádica, ehh, cuatro niños naturales—respondió Isabela.

—Con Sergio casi se muere, yo hubiese parido a Sergio y nunca más hubiese vuelto a tener un bebé. No, no, no, no. ¡¡¡NO!! Yo quiero a estos niños, pero no voy a parirlos —Isabela rio a carcajadas y Sergio también.

El celular de mi hermano comenzó a sonar, era su primo mayor para avisarle que Octavio estaba despierto, lo estaban revisando por si queríamos ir.

Yo tomé mi celular y tenía un mensaje de Onix y otro de William.

Además, un correo de la jueza.

Señorita Pieth, quiero volver a reunirme con usted, Drake y Maximiliano. Lo ideal es que los tres tengan trazados planes para compartir la custodia de sus hijos durante los próximos meses. Sé que es inusual porque he estado recibiendo información médica sobre su caso y casos similares y recomiendo que los tres tracen un acuerdo de custodia en el cual tanto Drake como Maximiliano son padres de su bebé, ya que es una posibilidad remota pero posibilidad al fin. Le adjunto los reportes médicos de Octavio en los cuales se certifica que es estéril tiene un conteo muy bajo con una motilidad escasa y con espermatozoides que no cumplen características para la fecundación.

—¿Me pueden acompañar al hospital?

El bebé del millonarioМесто, где живут истории. Откройте их для себя