La vida

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Ser mamá es maravilloso, tengo que reconocer que mis circunstancias no parecían las apropiadas, pero, ser mamá para mí hace que todo se sienta mejor. Los meses de encamamiento fueron complicados, primero porque me gusta hacer de todo en el día, pero, esos son los primeros cambios que haces por un hijo. Tu tiempo ya no es tuyo por más que lo intentes, así que la mayor parte del tiempo me la pasé diseñando, conversando con mi mamá de modas y poniéndome al día con respecto al negocio. 

En la tarde, me sobraron visitantes, mis hermanos no dejaban de venir y conversar conmigo y bromear, mis primos visitaban a menudo y mis amigas no faltaron ni un día al hospital, pero el día del parto, fue uno de esos días que se sienten raros. El día amaneció muy gris, con demasiada lluvia y viento. Max, mi papá y Drake entraron al mismo tiempo, sin Love.

—¿Qué pasa?

—No hay forma fácil de decir esto...—comentó mientras me miraba a los ojos y inseguro.

—Dilo.

—Leo ha fallecido. Lo siento mucho.

—¿Cuándo? ¿Cómo? Le quedaban meses.

—Tenía metástasis en el cerebro y el pulmón. Comenzó a llenarse de líquido y no hubo manera de ayudarle, vinieron muy tarde. Lo siento, nena.

Mi papá me abrazó y de verdad quería llorar con desconsuelo y me sentía triste, sin embargo, no podía expresarlo de la manera esperada. Mis mamás vinieron a verme en cuanto escucharon la noticia y mi madrastra también.

—Mamá, él quería ser cremado, porque no le ayudas a Philip con eso. Todos los fastos por mi cuenta.

—Claro, ¿tú estarás bien?—preguntó Olivia y yo asentí, se acercó y me dio un beso en la frente.

—Lo voy a estar—aseguré para todas.

Unos minutos más tarde, Philip llamó y dijo que sus padres estaban en Mainvillage, vinieron a tiempo de despedirse, por lo que le velarían unas horas, antes de cremarle y repartir las cenizas. Le dimos las gracias y el pésame. Le pregunté si necesitaba ayuda y reconoció que estaba listo para despedirse de él, que estaba dolido y que había preparado pro semanas lo que habría que hacer, pero sentía imposible moverse.

Mi mamá, Olivia dijo que en unos minutos estaría con él para ayudarle y que buscaría un poco de música para velarle. Ella salió junto con Ada, la cual, consiguió un lugar y comida para darle a los invitados y asegurarse de que todo fuese tan maravilloso como la visa que disfrutó mi amigo.

Max y Drake se despidieron un par de horas más tarde para poder ir a dar su pésame, al igual que mi mamá, la cual prometió hacer un acto breve de presencia. Yo me quedé sola en mi habitación mirando el celular y disfrutando un momento de soledad y silencio para despedirme de mi amigo, pero, no fue mucho el tiempo que pasé sola, uno de mi guarda espaldas anunció la llegada de una visita que no estaba en la lista y que tampoco reconocía.

—¿Cuál es su nombre, Joel?—le pregunté.

—Se llama Octavio Smith.

—Déjelo pasar—pedí y él entró unos minutos más tarde con un ramo de rosas enorme y una canasta de dulces. Reconoció que no esperaba que le recibiera y pensaba dejar todo en recepción, pero, se animó a subir y no se había encontrado con la ira de su media hermana, Olivia, ni ninguno de mis padres.

Los dos nos quedamos en silencio y él se animó a acercarse un poco más a la cama.

—Esperaba que fuera un milagro, una señal.

—¿El juicio?

—No, los niños—respondió. —Sé que hice mal, sé que te herí con lo más sagrado y de la forma más profunda que hay Mily y que estás cansada de mí y de darme la mano o poner la otra mejilla y está bien si no quieres perdonarme, pero de verdad. Quiero que sepas que mi disculpa es sincera y que voy a alejarme de verdad. Hoy me mudo de la ciudad.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por reducir las probabilidades de volver a verte, ahora sal de mi habitación—pedí y él asintió.

Los dos luchamos por años no ser ese tipo de exparejas, que cruzan la calle contal de no verse o entrar en algún tipo de contacto, los que hacen bandos, se dividen a los amigos y se vuelve todo recuerdo de ellos caótico.

Niza entró con un trío de peluches y su cara de sorpresa.

—Acabo de ver a Octavio Smith.

—Lo sé. Ha venido a disculparse y despedirse.

—Sé que has terminado definitivamente con Max y a Drake, sin embargo, por favor...

—¿No hay posibilidad con él?—aseguré.

—Bien, traje unas frutas licuadas. Eso raro que te gusta y traje unos peluches hipoalergénicos para estos tres. Son una jirafa, elefante y un tigre —Las dos sonreímos. Mamá se acercó a la cuna de Love y le prestó los res mientras nacen sus hermanos, ella está ocupada durmiendo.

—Sentí una presión en mi abdomen y vi a mi mamá.

—¿Qué pasa, nena?

—Creo que me oriné o se me reventó la fuente.

—Traemos pizza—anunció Drake. —Por qué salías con Max, come pizza con higos y no con piña.

—Los higos son finos y la piña es naquísima. La polada completa. Sobrevalorada y hasta en cocteles está—Drake rió.

—Trajimos tu favorita con mucho peperoni y unos cubos de tocino y como eres nuestra mamá casi fav trajimos tres quesos y puedo compartir mi vegetariana porque lo que Max se va a meter a la boca es un delito.

Mi mamá se acercó a mí y me levantó la cobija, observó el líquido y le tomé la mano ami mamá mientras el dolor por el líquido aumentaba.

—Llama a la enfermera —pedí.

—¿Qué pasa?

—Estoy teniendo a un bebé o me estoy cagando —Dije y Drake soltó la pizza, Max corrió por la enfermera y todo el pasillo se dio cuenta de que estaba pariendo en mi habitación.

Mía entró a la habitación y me preguntó si estaba lista, yo asentí y ella levantó la sábana y me obligó a abrir las piernas.

—Está casi fuera—Dijo Mía. —respira y en la próxima pujas grande-grande.

—¿Me puedo levantar?

Mía asintió y dijo que solo tenían que cargarme fuera de la cama, el bebé estaba muy listo para salir y

—¡¿Quieres parir de pie?! Así no, no, no, no, no, no lo planeamos. ¡No!, acuéstate y respira.

—Tú tienes una vagina —pregunté.

—No, pero leímos y tenemos un plan —Drake me cargó y le dijo a Max que respirara mientas me sostenía Mía se acomodó en el suelo para recibir al bebé, me incliné un poco más y pujé. Ella me felicitó y Drake me tomó de las manos mientras me recordaba como respirar, mi mamá me secó el sudor y Mía insistió en que pujara de nuevo, Max gritó la alegría cuando nuestro hijo salió. Drake rio y mi mamá me dio un beso en la frente. Mía revisó al bebé y dejó que Max de cortar el cordón. Le acercaron y lo vi, muy atento y feliz de nacer. Con una sonrisa pequeña que llena la habitación, no es común que los bebés sonrían al nacer y pensé que era una broma, sin embargo, mi hijo siguió sonriendo y por si fuese poco giró la cara y le guiñó el ojo. Drake, creímos que fue un error, pero la segunda vez que lo hizo no pudimos evitar reír. La enfermera nos quitó al niño de los brazos y lo llevó para que le pusieran sus vacunad y le atendieran.

—Ahí está su hermano, estos dos. —Se quejó Mía. —Necesito que respires de manera controlada. Drake tienes que sostenerle bien las manos con más fuerza porque puede estar cansada. Tú las piernas, con cuidado, sin embargo, fuerte. Niza rodéale por los brazos, puede estar cansada y caerse o resbalarse.

Mía indicó de nuevo que respirara antes de volver a pujar, pujar fuerte, y después de varios intentos, nació mi hijo y en la habitación solo se escuchaba el llanto de sus hermanos.

—¿Qué le pasa? ¿Por qué no llora?—preguntó Max.

—Mía, qué le pasa al bebé—Drake me ayudó a acostarme y Mía le pidió que cortara el cordón, Max y Drake seguía preguntando por qué el bebé no llevaba y sus hermanos parecían furiosos al respecto.

—¿Está muerto?—pregunté mientras lloraba.

El bebé del millonarioNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ