Cuando estés lista

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Isabela

Sergio es una de esas personas increíblemente inteligentes. Es inteligente académicamente, emocionalmente y por si eso no fuese suficiente tiene esa madurez que le hace difícil de comprender, pero, muy fácil de admirar.

Por si fuese poco, es un hombre que respeta a las mujeres y eso me encanta en un hombre, lo que hizo en la ducha y después fuera de ella me encantó también, sin embargo, no puede volver a repetirse.

Los dos subimos al elevador mientras comemos la mitad de un emparedado él le da un sorbo a mi sopa de calabaza y me acerca el contenedor, sonrío y le doy un sorbo.

—Eres guapísima y me gustas en serio.

—Lo sé—Sergio se ríe y yo le acomodo el cuello de la camisa.

—Y amo a nuestras familias y sé lo inapropiado que es esto y lo que has sufrido.

—No hagas esto raro. Estábamos estresados y a los dos nos gusta el sexo para liberar tensión.

—Cuando estés lista, si en algún momento estás dispuesto a intentarlo. Todo. Te quiero.

Le di un abrazo y él me lo devolvió.

Las puertas del elevador se abrieron y nos encontramos con Olivia, su madre, la cual tenía los ojos cargados de lágrimas y estaba acompañada por el tío Sebas quien no se veía mejor.

Sergi y yo salimos del elevador y nos acercamos a ellos.

—¿Qué pasó? —pregunté mientras me acercaba para darles un abrazo.

—Hay que desconectarla. Todo depende de ella y no saben... No saben qué va a pasar. Es horrible todo lo que está pasando es injusto. Mily es demasiado joven —Reconoció la mujer y su esposo volvió a abrazarla.

Sergio y yo nos unimos al abrazo y preguntamos si podíamos ir con ella.

Su papá dio asentimiento mientras intentaba calmar un poco a su esposa. Los dos entramos a la habitación. Yo no le había visitado, pero todo lo que estaba conectado a Lovey era impresionante.

Las condiciones en las que se encuentra mi amiga la de las risas, la vestimenta extravagante y los ojos brillantes de esa manera era desesperanzador y desconsolador.

—Milena, tienes que despertarte. Voy a buscar a Max y quiero contarte que Love es lo más dulce que vas a ver en tu vida, la imagino con un vestido rojo correteando en su cumpleaños número dos y tú preparando algo que no sabes hacer en verdad como una carne complicadísima porque te parece extra guay. Esa es la vida que te mereces. En la que estás con tus hijos, amándose los unos a los otros, así que yo necesito que des una señal de vida, que respires y que les des una oportunidad de tener una mamá, lo que tú y yo no tuvimos.

Sergio me tomó de la mano y me preguntó si podía ir sola a comprobar sus teorías con respecto a lo que estaba pasando con Max.

—No quiero dejar a mis papás de esta manera. Si Ella no despierta... Mi familia, mi familia no estará bien sin Mily o si algo les pasa a los bebés.

—Lo sé Sergio. ¿Quieres que me quede?—pregunté. —puedo mandar a alguien. Definitivamente, Mily y los bebés son prioridad.

Le pedí a Sergio que se pusiera en pie y le di un abrazo. Le acaricié el cabello y le recordé todo lo que Mily había sobrevivido, la anorexia, por ejemplo, le había llevado a estar internada por semanas.

Sergio me dio un beso en los labios y me pidió que fuera a buscar, le devolví el beso y le prometí regresar tan pronto como fuese posible.

Salí del hospital con un equipo de búsqueda. Los Powell me estaban mostrando las zonas costeras a la cuales podía llegar Max. Ya tienen equipos policiales en la zona buscando a Maximiliano, así como un equipo privado que su papá envió a la zona.

Todos están atentos buscando, incluso dentro del agua y no ha sido posible Franco ha cambiado su posición y ha bajado por el río para ver a donde le lleva la corriente, eso hasta que empezó a llover.

—Tenemos que sacar a la gente del mar y del río—me avisó el jefe de la policía mientras me ponía una capa.

—¿Cómo lo haces? —pregunté. —Trabajar con alguien que siempre está cubriéndose las espaldas.

—Hago el trabajo pensando en lo que realmente creo.

El lugar se llenó de periodista y de prensa, me acerqué a ellos y traté de pedirles que se alejaran a cambio de una declaración.

—Un grupo de terroristas secuestró a Maximiliano Waitly. El gobierno se negó a negociar o pagar. Nosotros estábamos negociando un rescate cuando uno de nuestros equipos se acercó al sitio para el rescate explotaron la casa y así con cada una de las propiedades en las que posiblemente Max estaba oculto. —Hice una pausa. —Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo por encontrarle con vida y por atrapar a sus captores. Nosotros, su familia y los equipos talentosos con los que contamos, pero no quiero imaginar qué pasa con los funcionarios que no tienen los recursos. Cuántas familias están rezando por un familiar perdido y por el cual no se hizo absolutamente nada. Es horrible y de verdad sé que a veces no parece que nos ganamos oraciones, por hoy les pido que recuerden todo el trabajo humanitario, caritativo y las mejoras que Max y Mily han dado a sus comunidades. Por favor. Devuélvanlo en oraciones y no interfieran con la búsqueda para que podamos encontrar a Maximiliano.

—¿Cómo están Mily y los bebés? ¿Es cierto que ya han nacido?—preguntaban al unísono los periodistas. — ¿Cuál célula terrorista? ¿Max podría estar muerta?

—Soy tía de alguien —respondí y me despedí con un gesto de la mano.

Tres horas de búsqueda y la noche amenazaba con cubrir la poca luz que la lluvia había dejado que tuviéramos. Mi celular sonó y tomé la llamada era Sergio.

—¿Cómo va la búsqueda?

—Lluvia y noche, Franco se vino nadando con la corriente, otro tipo flotando y un tercero caminando. Nadie lo pudo encontrar. Yo tengo gente en toda la costa y no encontraron a nadie—respondí.

—Creo que tienes que dejarlo. Ellos pueden encontrar a Max solo, pero nadie puede despedirse de Mily por ti. En tres horas la desconectan.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now