Precauciones

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Drake que es experto pidiendo a domicilio, compro casi que un ejército de comida y acabaron por venir mis hermanos y mi papá. Yo les atendí en pijama y Olimpia no pudo evitar burlarse del look. Me lancé encima de mi hermana y ella me abrazó.

—¿Qué está pasando?

—Estoy cansada, pero me rehúso a no ser glamurosa. ¿Sergio, me cargas al comedor?—pregunté y Milo se le adelantó.

Mi hermano me cargó como un saco de papas y me acostó en la mesa, mi mamá nos regañó por supuesto y yo le hice una seña a la señora de servicio para que nos trajera una botella de champán y unas bebidas para los niños.

—¿Por qué brindamos?

—Por el futuro presidente de esta familia —dije y me puse en pie, Drake me acercó una copa y me aclaré la voz para decir. —¿Mi hermano bebé será el presidente con qué 25 años?

—Sí.

—¡Qué mayor estás! Quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo y sin importar el resultado, quiero que entiendas lo mucho que te admiro, lo orgullosos que estamos y lo que te amamos príncipe.

—Mamá, ya está casa tiene un príncipe—se defendió mi hijo.

—Uhh, sí, pero mi corazón tiene dos príncipes. Cuatro principitos y un Prince—les guiñé un ojo y mis hermanos rieron.

—¿Quién es el rey?—preguntó mi papá.

Corrí hacia su lado de la mesa y senté a Love en el suelo, todos rieron ante la cara de indignación de mi hija y le di un beso a mi papá y él me dio un abrazo.

—Tú. ¡Tú! Tú eres el rey de mi vida —mi mamá suspiró agotada y me pidió que dejase de camelar a su esposo, los dos reímos y tomé asiento a su lado, papá cargó de nuevo a Love y le recordó que no hay que ser celosa.

—Es que ella me los quita a todos.

—Tampoco hay que competir, mi amor, y yo nací primero.

—Ven con papá, yo te amo solo a ti.

—¿Pero... no quiero que la ames, okay?—preguntó y Drake intentó ocultar una sonrisa. Él asintió y ella corrió a su regazo para abrazarle.

Prince le dio un golpe en el brazo a su tío para preguntarle cómo sería presidente. Sergio le explicó el proceso electoral y mi hijo pareció tenerlo todo claro en la vida.

—Bueno, después de tú, yo puedo ser presidente.

—Sí.

—Excelente.

—Tío Sergio y cuándo yo puedo ser de los que llevan armas como tú.

—Bueno... cuando seas mayor y tu mamá nos dé menos miedo.

—¿Por qué yo tengo dos hijos que quieren ser como Sergio?—preguntó Max y Drake respondió:

—Ese es el menor de tus problemas, alguien quiere ir a la milicia.

—Sí, qué tal si te cuento Paris, que mamá es una modelo guapísima y diseña los uniformes que tanto te gustan.

—Mami... ¿tú me puedes coser uno?—preguntó encantado.

Todos continuamos cenando con la admiración de los chicos por su tío Sergio, mis hermanos empezaron a bromear al respecto porque mi hermano había llevado sus deseos por ser presidente hasta las últimas consecuencias, pero que se envolviera tanto en la milicia no fue fácil para mi mamá, sufrió como nunca; bajó demasiado peso y se volvió más sobreprotectora con todos nosotros. Mi hermano ha hecho 3 turnos a zonas de guerra y para todos resulta más agotador y estresante, que heroicos.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now