Escucha con atención

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He pasado tres días en coma inducido y básicamente quince días durmiendo. Lo único que tengo es dolor de cabeza. Pudieron sacar el coágulo y descubrieron que soy alérgica a la anestesia, la primera vez que me dio la crisis venía de sacarme un par de muelas y ahora me dio en medio de una operación.

Me examinaron y me dejaron descansar no sin antes recibir el abrazo más largo que Jana me ha dado jamás y casi no le dio espacio a mis otros hermanos. Cuando se despidió en la noche, yo estaba medio dormida dijo:

—No sabes lo que recé para que estuvieras aquí. Te amo mucho.

Estoy con Drake, Love y Max, mi mamá está sentada en la silla mientras nos dejan ver a los gemelos.

—Saben, creo que París y Prince van más.

—Sí—aprobó mi mamá y todos rieron.

—¿Te gusta el nombre?—pregunté a mi mamá, la cual sonrió.

—No los usaría, pero son muy apropiados para tus hijos.

—Importa lo que yo diga.

—Claro, bebé —todos rieron—Dime, qué quieres.

—Bueno, podemos ponerle ejemplo: Love Sofía por si no se siente tan Love.

—No quiero darle esa oportunidad.

Escuchamos los latidos del corazón del bebé y Max puso una mano e mi boca. Son adorables y están comiendo dedos mientras se admiran el uno al otro.

—Ton tus hijos —Dijo Drake.

—¿Qué es eso? De qué me perdí, por qué se están dividiendo a los bebés.

Mi papá nos mostró sus penes de nuevo y todo sonreímos y mencionó que tenían buen tamaño, que son guapísimo y sanos, solo les están dando tiempo para madurar. Me limpió y me acomodó la bata.

Love lloriqueó y mamá fue por ella. Le cargó y le sonrió, la nena pareció calmarse y pregunté si podía darle de mamar. Mi papá aseguró que habían dado mucha medicación que no es nociva para el feto, pero pasa pro leche materna y prefería que esperara un tiempo.

—La lactancia exclusiva es muy importante—respondí decepcionada.

—Bueno, aquí tienen unos pezones de mentirillas. Drake y yo los hemos estado usando y la ponemos en nuestro pecho y ella jura que está amamantando, sin embargo, somos hombres.

—Yo creo que son para papás gays, o sea, de verdad que he hecho muchas donaciones al ala de maternidad y quiero que todos los papás tenga uno de esos es mágico.

—Es mágico que lleven veinte días conectando con mi hija, la cual de seguro piensa que la abandoné o no la amo.

Mi papá me dio un beso en la frente y respondió:

—Drake y Max toman turnos para ponerla en tu pecho y sostenerla y le cuentan cosas de ti todos los días. Le recuerdan lo mucho que la amas y a sus hermanos y se inventan historias para el futuro. Le dan el chupón y hacen piedra, papel o tijera para limpiarle el pañal, pero acaban siempre llamando a una enfermera.

—¿Puedo al menos cargarla mientras toma el chupón?

Todos compartieron una mirada y mi papá me recordó que no tenía fuerza en las manos, sin embargo, podía hacerlo con cuidado después del chupón. Forcé una sonrisa y vi a Niza entrar con un arreglo enorme, me dio un beso en la frente y sonrió.

—Mamá, ¿estás bien?

—Sí, yo... estoy asustada es todo, mucho trabajo y tú encamada y me preocupo. Tengo que volver a trabajar y espero pases un lindo día. Te amo mucho—Respondió desde el otro lado de la habitación y se despidió. Mi mamá le pasó la niña a Max y salió detrás de su hermana, porque definitivamente algo no está bien.

Max se acostó a mi lado y Drake al otro, pusieron Love en mi pecho y la princesa me admiró con unos ojos color esmeralda perfectos y preciosos, enormes. Es tan pequeña y divina, mi hija es perfecta.

Es el amor de mi vida y tengo dos más de los que enamorarme.

Es solo que lloró cuando me vio.

—¿Estoy sin maquillar?

—Tienes un poquito y estás guapísima.

—Huelo mal.

—Te bañaron esta mañana y hueles a ti, seguro estás ansiosa. —Dijo Max. —Ven con tu papá más guapo.

—Los quiero fuera a los dos—grité.

—Mily, no ese ingrato.

—Largo, están robándome a mi hija y jugando con ella como si fuéramos una familia. ¡Salgan!! Salgan no los quiero admirar y Love se queda aquí—grité. Mi papá tomó a la niña en su lugar, la cual estaba llorando por mi culpa. Los dos nos quedamos en silencio mientras él calmaba a la niña.

—¿Por qué creen que los dos son papás de mis hijos?

—Tienes que esperar a Olivia, es la única que leyó el examen.

—¿Eres médico o qué?

—Mily, cuida un poco la actitud. Aquí todos lo hemos pasado mal, puede tener veinticuatro años u ochenta y nueve años, eres mi hija, me voy a preocupar igual que cuando mi hija de 6 años se siente mal o está grave en el hospital. Eso es lo que le pasa a Niza que lleva enojada con Olivia y conmigo por desconectarte y estás viva, pero no está agradecida con Dios. Dale gracias a Dios por la oportunidad de conocer a tu hija porque con todos los años que llevo en medicina pensé que no lo lograrías.

—Fue hacia la cuna de mi hija y la arrastró—Vamos, Love, vamos a la habitación de papá Max.

Mi amiga entró unos minutos más tarde con un té chai, caliente y unas galletas muy grandes. Isabela traía una sonrisa enorme y se acostó a mi lado. Me abrazó y me dio un beso.

—Isa, ¿puedes llamar al padre, el que nos parece divertido?—pregunté.

—¿Para qué?

—No sé, una misa de agradecimiento.

—Claro, ¿necesitas algo más?

—Quédate aquí hasta que me duerma.

—Bien.

Mi amiga se volvió a acomodare a mi lado y dejó el teléfono en la mesita de noche. Isabela felicitó al seguro extra caro que pagamos y al cho de que fuésemos familia del dueño.

Reí y le di un beso en la frente.

—Isa—mi amiga levantó la cabeza para mirarme a los ojos. —Te amo mucho y estoy agradecida porque trajeras a Max, cuidaras de Love, de mí, y porque eres mi mejor amiga.

—Te amo mucho y no tienes que dar las gracias.

—Sí, tengo—le puse la mano en mi vientre para que sintiera a los bebés.

—Ya se despertaron.

—Sabes, no importa de cuál de los dos sea. Son buenos papás.

—¿Sabes cuál es el resultado de la prueba de ADN?

Isabela se quedó unos minuto en silencio hasta reconocer que lo sabía, puso cara de angustia y explicó:

—Bash, Sergio y yo nos metimos en la base de datos del lab, pero no puedes infartar ni nada. —asumo que de manera totalmente ilegal.

—¿No es de ninguno?

—¿¡Te acostaste con alguien más!?

—No, pero, podría ser un milagro del diablo y Octavio para torturarme.

—Respira y escucha con atención.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now