Prometida

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En una guerra no siempre gana el más fuerte sino el más preparado y yo tengo un ejército legal, pero Octavio también. Yo soy millonaria y ellos tres también. Yo soy la madre de estos niños con seguridad, pero ellos podrían serlo.

Analizándolo uno a uno con Octavio, yo soy una mujer soltera y él un hombre en proceso de divorcio. Él es un adúltero y yo... su cómplice. Él es millonario y yo igual. Además, él tiene un ejército y yo igual.

Así que todo se reduce a lo que una persona que no nos conoce y ha estado escuchando constantemente lo que otros dicen de nosotros. Mi estrategia inicial fue mantenerme en silencio, a pesar de tener los diarios y haber firmado un contrato para publicar el libro en el que contaba todo sobre nuestra relación y haber subido la mitad en digital a la plataforma de P&P no estaba lista para arrasar con mi familia y sus múltiples desgracias y secretos, hay cosas de la vida familiar de Octavio que serán públicas y a pesar de que hemos cambiado su nombre la gente sabe a quién me refiero.

Mi abogado, Santino Castro ha estado insistiendo en que me case con el mejor partido. Lo dijo como si fuese una mujer fría y calculadora, enfrente de Drake, Max y Leopoldo propuso que me cases con Max, tiene una carrera intachable, nuestra relación ante la vista pública es magnífica, nosotros nos llevamos bien. Max es un hombre inteligente, estable, importante políticamente hablando y ya estuvimos prometidos.

Como si fuese un bonus Drake y Leopoldo se llevaban relativamente bien con Max así que de ser hijos de alguno de ellos dos la visitación no sería complicada. Drake me había dicho un par de días antes que los que hablamos eran planes y que entendía si quería tomar la oferta. Los niños son la prioridad y si me ponen a elegir entre Max y Octavio elijo diez veces a Max.

Nuestra relación era un sueño.

Maximus siempre está dispuesto a apoyarme a ir por mis sueños mientras está intentando conquistar los suyos, me quería y me respetaba.Se nos ve juntos y parecemos prediseñados, su mamá siempre quería una foto de los dos, sonriendo o simplemente tonteándonos y el matrimonio parecía el paso más adecuado.

Mi pedida fue en la torre Eiffel, estábamos cenando solas en el restaurante que reservó solo para nosotros, comimos, luego bailamos a la luz de la luna, ante los ojos del tesoro francés y Max me llevó a uno de los miradores de la ciudad en la torre, estaba llenos de luces y pétalos de rosas blancas, rojas y rosadas, demasiado tierno y romántico. Max pidió que la Torre se pusiera de mi color favorito naranja y después de darle una vista al lugar y de que mi corazón no dejase de dar unos latidos locos se puso en una rodilla, para finalmente decir:

—Mily, eres el amor de mi vida, siempre he pensado que el matrimonio es una transacción normal y que el amor es lo más raro del planeta y mis pobres papás no tienen nada que ver con mi cinismo, pero lo que siento por ti me sobre pasa y cada día de mi vida es mejor si estás en él. 

Así que démosle el lujo a nuestros corazones.

Ya yo había terminado la carrera, mi negocio iba bien, pero nuestra relación se estaba volviendo un poco predecible. La noche en la que me pidió matrimonio Priscila e isabela se acercaron a ver el anillo y ninguna me felicitó.

— ¿No van a decirlo?

—¿Qué?—preguntó Pri.

—Felicidades, Mily por tu compromiso.

—"El matrimonio no es el escalón más importante de tu vida"—replicó Isa de inmediato.

—No estás enamorada de Max, estás enamorada de la idea.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now