Triple

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Todos tenemos un look que nos hace irresistibles, el mío por alguna razón desconocida es el cuello de tortuga. Me puse una blusa verte con unos pantalones naranja impresionantes. Me até el cabello y serví la mesa. Drake llegó con una botella de vino falso según él y una manera de expresar el resentimiento por no poder beber juntos.

Preparé el absoluto favorito de Drake un pollo asado entero, le encanta y puede comerlo todo el día todos los días, literal cociné un pollo para su majestad y otro para poder comer.Me miró encantado con el pello y le recordé que había preparado unos vegetales que estaban muy buenos.

—No puedo dejar de ver ese pollo, pero estás radiante, entonces tengo esa inconformidad.

—Cómetelo, campeón —dije y le di un par de palmaditas en la espalda

Abrí su cerveza favorita y la puse a su lado, sonrió y tomó mi mano como en los viejos tiempos y besó mis nudillos, sonreí y le recordé que por esos besos estamos en lo que estamos. Drake acercó mi silla a la suya y me contó lo fuertes que estaban siendo los entrenamientos.

Mientras cenábamos y Drake devoraba su animal, con el cuento de que es proteína y para no explicar que es un futuro gordo. Me quedé pensando en lo que pudimos ser. En lo que se estaba convirtiendo nuestra relación hace unos años y en realidad lo único que nos había separado era el Hockey. Drake sufrió un golpe en el hielo, estuvo dos meses en coma, tres meses recuperando su condición física y a mí me daba miedo, me daba miedo la persona rabiosa enferma con la que viví, el hombre que no quería demostrar su vulnerabilidad en absoluto, la persona posesiva.

Hace seis meses después de casi dos años sin contacto alguno regresó a mi vida, por casualidad y los dos supimos que ahí seguía la chispa, pero seguía siendo complicado para nosotros, a mí no se me olvidaron los gritos, las peleas o los rechazos y él tampoco parecía haberse perdonado.

—¿Me estás escuchando?

—Este embarazo me tiene... distraída—Él asintió.

—Mily, quiero decir que me equivoqué muchísimo al dejarte ir, pero,

—¿Quieres tener sexo?—pregunté y se acomodó en la silla. —¿Conmigo...?

—¿Estás segura de que querías hablar de eso?

—No, pero, vienes de entrenar y sigues con ese sudor postejercicios, tienes los músculos hinchados y esa carita de yo no fui. Al menos desabotónate—Drake rio una de sus carcajadas que llenan el alma, todo el mundo tiene que saber que está riéndose porque no solo se libera su voz sino su alma y al final te contagias y acabas riéndote con él.

Drake me miró a los ojos y me pidió que me soltara el pelo, le complací y él se desabotonó la camisa.

—Dime para qué me llamaste y porque pasaste horas adobando esta maravilla para mí. Que sé que te gusto y que entre nosotros hay amor, pero también sé que eres muy muy M U Y manipuladora.

—Claro, recalcando mi belleza y mi feminidad.

—Necesito saber que podemos tener una custodia compartida incluso si estamos o no en una relación.

—Incluso si decides ser la mujer que va del brazo de Max o el mío.

—Bueno, es una opción—Se sacó la camisa.

Mi piel está completamente erizada y mis pezones duros.

Señor, líbrame de las tentaciones y del cuerpo tan esculpido de Drake.

—Lo prometo.

—Lo prometes desde tus hormonas o desde tu polla erecta.

—Desde mi corazón—Prometió y se puso en pie.

El bebé del millonarioWhere stories live. Discover now