«Sin importar cuántas veces cayera, me levantaba todas y cada una de ellas.
No iba a parar de intentarlo.
Nunca.»
[ TRILOGÍA MORTAL - LIBRO I ]
OBRA PROTEGIDA BAJO DERECHOS DE AUTOR.
Prohibida su copia, adaptación, distribución, total o parcial en...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
CAPÍTULO 13
╚═══════════════╝
Mis párpados se separaron y, cuando el techo gris sobre mi cabeza dejó de ser una mancha oscura y borrosa, durante ese minúsculo instante, mi mente se mantuvo alejada de todo lo sucedido; como si flotase en un espacio en donde cualquier pensamiento resultaba inexistente.
Pero tan pronto como aquel instante se esfumó, los recuerdos regresaron, todos y cada uno de ellos.
Jamás comprendería cómo las batallas que se libraban dentro de la cabeza podían convertirse en un nudo en el pecho, tenso y rígido, que aumentaba en cada latido.
Acababa de despertar y no estaba segura de cuándo logré dormirme, exactamente. Muchas fueron las horas en las que estuve sentada en el suelo, con las piernas estiradas y la espalda apoyada del borde de la cama, observando el collar y la fotografía de mi madre. Era todo lo que me quedaba de ella y me aferraba porque creía que, de alguna manera, aún había algo de su esencia en ambos objetos.
Quizá era triste y patético, quizá no tenía la menor idea de cómo soltar algunas cosas, pero eso no me importaba. La increíble transición que estaba sucediendo en mi vida se encontraba profundamente conectada a mamá. De alguna manera, ella me condujo hasta ahí.
Y ahora tenía que hacer algo de provecho con eso.
Solté una larga exhalación y giré la mirada hacia mi izquierda, para estirar la mano y encender una de las lámparas. La habitación se iluminó parcialmente y eso me permitió ver que el reloj marcaba las cinco en punto de la mañana.
Faltaban dos horas para mi sesión con Hanson, así que tenía tiempo suficiente como para hacer algo más que estar encerrada entre cuatro paredes. Habían transcurrido semanas desde la última vez que salí a correr por la mañana y sentía que en ese momento lo necesitaba más que nunca. Correr siempre me ayudaba a liberar mi mente y drenar mis pensamientos para convertirlos en energía.
Me levanté con mucho menos esfuerzo del que creí, el dolor en mi abdomen había descendido muchísimo y aunque estaba tremendamente agradecida por ello, también aumentaba mi curiosidad. Sentía que aquello era, apenas, una muestra minúscula de todo cuanto se podía lograr con la Energía Beltts.
Después de un aseo rápido, cambié el pijama por otra ropa cómoda que encontré en el armario: Pantalones negros de chándal, una sudadera gris encima de la camiseta de tirantes y zapatillas deportivas. Antes de despedirme de Chelsea el día anterior, me otorgó un auricular, como los que todos allí usaban. No sabía con exactitud a quiénes estaba conectado, pero ella fue insistente en que debía llevarlo conmigo a todos lados. Por eso, lo ajusté en mi oído.
Lo último que hice por mi aspecto fue recoger mi cabello en una trenza larga, que caía sobre mi espalda. Mantuve los dos mechones delanteros de cabello detrás de mis orejas. Antes de abandonar la habitación, me di una mirada en el espejo. Tenía mucho mejor semblante que antes, a pesar de que aún no lograba dormir bien. Supuse que mejoraría con los días.
