CAPÍTULO 40 - PARTE II

6.4K 586 148
                                    

CAPÍTULO 40

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.

CAPÍTULO 40

PARTE II

╚═══════════════╝



Aquellas palabras que Lesley pronunció no fueron solo palabras. Fueron un estruendo, un rayo que cayó justo sobre mí y lo convirtió todo en cenizas. Todo se desvaneció. Todo colapsó. Todo quedó en ruinas.

Todo, excepto yo.

Porque yo seguía ahí, inmóvil, contemplando cómo mi entorno se convertía en un infierno. Las llamas de aquel terrible calor rozaban mi piel, quemándola, pero al mismo tiempo me sentía helada; como si toda la sangre hubiese abandonado mi cuerpo.

Muerto.

Mi padre había muerto.

Entonces, los sonidos se disiparon. No logré escuchar las siguientes palabras de Carter, o Lesley. Como si mis oídos fueran sellados por completo hacia el mundo exterior, recibiendo tan solo el eco de mis pesados latidos; el único sonido que pude percibir en aquellos amargos segundos.

Repentinamente, en medio de ellos, escuché una voz. Quizá distante, quizá cercana.

—¡Beatríz!

Pero yo estaba tan desorientada, tan arropada por aquel dolor sofocante que me asfixiaba, que no pude detenerme. De pronto, me descubrí llevando mis pasos con rapidez hacia la habitación en donde había estado antes... Hacia el lugar en donde mi padre murió.

Mi cuerpo se inmovilizó cuando crucé el umbral. Como un suspiro, el calor renunció a mi cuerpo una vez más. Ya no estaba en el infierno. Lo que envolvía cada fibra de mi ser era una álgida corriente, helando mis manos y entumeciendo mis piernas. Quizá este era otro tipo de infierno, uno de frío y dolor, porque este último se presentaba como un puñado de rocas presionando mi pecho, como si mis costillas pudieran fracturarse en cualquier instante por la fatal combinación con mis pesados latidos.

Ahí estaba él: Pálido, frío, sin vida.

Hice un esfuerzo por arrastrar mis pies en dirección a la cama, pero mis piernas pesaban el triple. La fuerza de gravedad me atraía con insistencia, queriendo hacer que me desplomara en el suelo, y yo debía luchar contra todo eso que estaba intentando derribarme una vez más.

Cuando estuve junto a él, tensé la mandíbula con tal fuerza que el dolor llegó a mis dientes. Estaba tratando de ahogar mis sollozos, reteniéndolos en mis fauces, aunque me quemaran por dentro.

Halé con cuidado la silla en donde antes me había sentado, como si el sonido de la madera arrastrándose por el piso pudiese despertar a mi padre, y me senté a su lado. Una parte de mi mente aún así lo creía. No podía asimilar por completo el hecho de que sus ojos ya no volverían a mirarme, que él ya no estaba ahí; que todo se había terminado.

Agente MortalKde žijí příběhy. Začni objevovat