CAPÍTULO 28

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CAPÍTULO 28

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CAPÍTULO 28

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Después de hablar con Chelsea, ella regresó a su puesto de trabajo, mientras que yo me dirigí a la sala de operaciones. Al llegar, el único al que encontré fue a Morgan, quien estaba revisando datos en los hologramas que se esquematizaban desde el computador central. Apenas miró de soslayo en mi dirección cuando entré. Quizá, ya anticipaba que yo iría allí.

—Morgan —pronuncié, en cuanto me detuve cerca de él—, ¿encontraron información importante?

El Director me dirigió una mirada rápida esta vez, pero no tardó en volver a lo suyo. No me era difícil concluir que él era quien estaba acostumbrado a hacer las preguntas.

—Edwards decodificó un mensaje de Olander con uno de sus proveedores —mencionó la última palabra con desagrado—. Está negociando una nueva compra.

—Y vamos a detenerla —aseveré.

—Lo haremos —secundó—. En unos minutos, tendré la ubicación exacta en esta pantalla —Señaló uno de los monitores frente a él.

Moví la cabeza en un gesto de afirmación. Sensaciones volvían a aparecer; esas que llevaban un tiempo apartadas de mí, pero que ahora volvían con mucha más fuerza.

Volvería a asistir a una misión.

—En pocos momentos convocaré una reunión, pero hay algo que quiero que sepas desde ahora, Beatríz —expresó, dejando entonces su labor con la computadora—. Esta misión será diferente.

Lo miré con extrañeza.

—¿En qué sentido?

El mayor se giró completamente hacia mí y colocó las manos detrás de su espalda, otorgándome una mirada de seriedad.

—Esta vez, C.O.A.A.T secuestró a un pequeño grupo de menores de edad —explicó—. Según nuestros registros, ninguno de ellos sobrepasa los ocho años.

Mi estómago se endureció en aquel momento, como si, de pronto, se convirtiera en piedra. Sabía que algo así era perfectamente posible y que en cualquier momento podría ocurrir. Sin embargo, no era el tipo de escenario con el que nadie deseara encontrarse.

Niños.

Personas inocentes.

En manos de esos malditos...

—¿En dónde están? —pregunté, con voz tensa.

—Se encuentran en un hospital abandonado —respondió—. La ubicación es a las afueras de una ciudad no muy poblada. El edificio le pertenece actualmente a una familia que ni siquiera reside en este país, por lo que es más factible que sean el nexo con el proveedor de Olander.

Agente MortalWhere stories live. Discover now