CAPÍTULO 14

415 81 53
                                    

CAPÍTULO 14

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 14

╚═══════════════╝



Dos días más transcurrieron y eso significaba que no solamente había terminado mis sesiones con Hanson, sino que mis entrenamientos para calificar como agente comenzaron oficialmente.

Todavía me resultaba difícil hacerme a la idea de que la herida en mi abdomen despareció por completo en tan poco tiempo, pero, de la misma forma, agradecía enormemente que el dolor que tanto me limitaba ya no estuviera ahí. Eso me otorgaba la libertad que necesitaba para realizar tareas que requerían de esfuerzo físico; como los entrenamientos que esperaban por mí.

Aquella mañana, sin embargo, no realizaría ningún combate cuerpo a cuerpo. Más bien, se trataba de mi primera práctica en el campo de tiros.

Yo no era la única recibiendo su adiestramiento dentro de C.E.L.E.ST. Un día antes, fuimos reunidos en un pequeño grupo y se nos explicó lo que haríamos durante las próximas semanas. Morgan agrupaba a quienes aplicaríamos para ser agentes, dependiendo de nuestras habilidades. Mi grupo constaba de personas que él mismo eligió por sus destrezas en diferentes artes marciales. Ninguno de nosotros había formado parte de ninguna organización militar, a diferencia del otro grupo de aspirantes.

Mientras el sol luchaba porque sus rayos alcanzaran a colarse entre las blancas nubes que cubrían el cielo, poco más de diez personas recibíamos las primeras indicaciones de nuestro instructor de armas, quien el día antes nos explicó y demostró cómo funcionaban algunas de ellas. Ahora lo practicaríamos por nosotros mismos.

Eso, además, implicaba que ya no estábamos dentro del amplio salón que Chelsea me mostró antes, sino que ahora compartíamos espacio dentro del polígono en donde también entrenaban agentes que oficialmente ya formaban parte de C.E.L.E.S.T.

—No olviden que sus mejores armas no son las que llevarán en las manos —expresó el instructor—, sino la velocidad con la que las usen y la precisión que tengan para alcanzar sus objetivos.

Mientras el hombre nos explicaba lo que debíamos mantener en mente para nuestro primer entrenamiento en el campo de tiros, nos encontrábamos en fila, cada uno separado por líneas blancas pintadas en el suelo, todos frente a su respectivo objetivo. Pero también ante cada uno de nosotros había un panel blanco con el arma que usaríamos, además de los protectores para ojos y oídos.

—Ahora, colóquense sus protectores —agregó el hombre—. Cuando escuchen el silbato, disparen hasta vaciar sus cargadores.

Y ya que nosotros no éramos los únicos en el campo, no había manera alguna de ignorar el sonido de las balas viajando por los aires a varios metros de nosotros, en donde los agentes practicaban. Mi piel se erizaba cada tanto, al igual que la primera vez, pero me esforzaba por mantener mi mente enfocada y no permitir que eso me distrajera. Por el contrario, necesitaba acostumbrarme al sonido de los disparos. Ahora serían parte de mi vida.

Agente MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora