«Sin importar cuántas veces cayera, me levantaba todas y cada una de ellas.
No iba a parar de intentarlo.
Nunca.»
[ TRILOGÍA MORTAL - LIBRO I ]
OBRA PROTEGIDA BAJO DERECHOS DE AUTOR.
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CAPÍTULO 21
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Cuando ingresé a la sala de operaciones, lo primero que observé fue cierto reflejo de sorpresa en la mirada de Morgan; como si fuera una chispa, sutil y apenas visible, apareciendo fugazmente en sus ojos grises. Pero no se debía solo al hecho de que yo estuviese ahí. Iba más allá. Él conocía el motivo.
—Supongo que no esperabas verme por aquí tan pronto —murmuré, cuando las compuertas se cerraron detrás de mí.
El pelinegro alzó las cejas de forma leve.
—Esperaba que tomaras una decisión —dijo—. Y la respetaría cual fuera.
El aire que antes mantuve encapsulado en mis pulmones, ahora escapó en forma de un suspiro entre mis labios. Curiosamente, parecía que había hecho todo lo contrario, pues sentía como si este se arremolinara en la boca de mi estómago.
—Chelsea habló contigo —afirmé, tras humedecer mis labios.
Morgan asintió.
—Tenemos las coordenadas de una ubicación en Noterd. Si nuestros datos son ciertos, hay personas secuestradas en ese lugar.
—Y enviarás equipo ahora mismo —asumí también.
Estaba a punto de recibir una respuesta de su parte, cuando las compuertas de la sala se abrieron una vez más, ahora recibiendo a dos personas. Una de ellas era Mitchell, quien, al igual que siempre, no se molestó en notar mi presencia. Su rostro afilado y sus ojos fríos se trasladaron directo a Morgan, hacia quien se dirigió después. La situación fue diferente con Carter, con quien crucé miradas por un instante, antes de apartar mi atención de él. Aun así, noté de soslayo que se quedó a uno de los costados de la sala.
—Director —habló la pelinegra—. Ya tengo las coordenadas. Las enviaré al piloto cuando usted así lo disponga.
—Puedes hacerlo ahora mismo, Mitchell —indicó el mayor, señalando una de las secciones de computadores que había en el lugar.
Con un leve asentimiento, la mujer de ojos azules se acercó a una de las pantallas a hacer su trabajo. Mientras tanto, Carter decidió agregar algo.
—Tardaremos, al menos, cuarenta minutos en llegar a Noterd —expresó. Se encontraba recargado de una pared, con los brazos cruzados—. Debemos ser rápidos, no creo que C.O.A.A.T acepte errores esta vez.
Morgan entornó los párpados y se giró hacia el grupo de pantallas que estaba junto a él.
—Están siendo descuidados y eso no me agrada en absoluto —contestó, mientras examinaba los datos en los monitores.
