CAPÍTULO 40 - PARTE I

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CAPÍTULO 40

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CAPÍTULO 40

PARTE I

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—Logré tranquilizarlo —anunció Lesley.

La enfermera había estado los últimos minutos dentro de la habitación, mientras que Carter y yo no tuvimos más remedio que esperar afuera. Aquel lapso de incertidumbre me había parecido infinito.

—¿Puedo entrar? —pregunté, de inmediato.

Ella pareció pensarlo, pero terminó negando con la cabeza.

—Temo que no es conveniente por el momento —dijo—. Sufrió mucho dolor, debemos dejar que descanse un rato. Puedes verlo un poco más tarde.

Una vez más, mis opciones eran nulas. Me llenaba la impotencia el no poder estar ahí con él, pero debía usar el sentido común, encima de mis emociones.

—¿Por qué sufrió ese ataque? —interrogué, con impotencia.

—El cáncer está bastante avanzado —murmuró Lesley, en tono de lamento—. Cada vez resulta más difícil controlar el dolor y hoy conversó más de lo que suele hacerlo. Usualmente, pasa la mayor parte del día callado. Se encuentra en un estado en el que cualquier actividad, por mínima que sea, le afecta.

Escuchar esas palabras fue como recibir una puñalada directo al corazón. Y me enviaron lejos, a esos recuerdos en donde él estaba sano, lleno de energía.

Nunca imaginé cuánto cambiarían nuestras vidas.

—Mientras esperan, ¿por qué no cenan algo? —propuso la mujer, con una tímida sonrisa—. Aún es temprano y la noche es larga.

—No lo sé, yo... No tengo hambre —respondí por lo bajo, aún aturdida por todo lo que estaba pasando. Entonces, miré a Carter—. ¿Qué hay de ti? ¿Quieres comer algo?

—Debes comer algo también, aunque no tengas apetito ahora —comentó él.

Negué con la cabeza, en medio de aquella mezcla de abatimiento y cansancio que se apoderaba de mis expresiones. Creía que si probaba apenas un bocado, terminaría volviendo el estómago.

Sin embargo, Carter no parecía querer quitar el dedo del renglón.

—¿Puede decirme en dónde está la cocina? —Le preguntó a Lesley.

Ella asintió rápido.

—Vengan, por aquí.

Le ofrecí una mirada confundida al castaño, quien, a diferencia de mí, sabía perfectamente lo que hacía. Entonces, seguimos a Lesley por el pasillo hasta la puerta que nos adentró en la pequeña cocina. Aquel espacio también tenía una ventana no muy grande que, por obvias razones, estaba cerrada a esa hora.

Agente MortalHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin