CAPÍTULO 39

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CAPÍTULO 39

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CAPÍTULO 39

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Carter estaba ofreciéndome su compañía para afrontar la situación de mi padre. Y aunque yo intenté hacerlo sola porque temía que él me viera más vulnerable, apenas en ese instante me golpeó la resolución de que él estaba más involucrado en mi vida de lo que yo me había permitido notar.

—¿Russell?

Cuando escuché su voz, salí de mi ensimismamiento y noté que sus ojos seguían fijos en mí.

—Yo... No lo sé —susurré.

El castaño se pasó la lengua por los labios, tomando un breve momento antes de agregar algo más:

—No quiero que pases sola por todo eso —dijo, finalmente—. No es necesario que lo hagas.

—Pero tienes trabajo qué hacer aquí —insistí.

—Considéralo una misión —propuso—. Dijiste que no irías a ninguna misión sin tu compañero, ¿no es así? Pues, temo que soy la persona a la que te referías.

Esta vez, el silencio fue mío. Los ojos de Alexander Carter eran tan azules como el cielo en los días de julio, pero, ¿cómo era posible que lucieran más claros cuando tales palabras les acompañaban? Entonces, ya no eran azules como el cielo, sino que se volvían cristalinos como un lago.

Era una mirada sincera, sin segundas intenciones.

—Hablaré con el Director —agregó después—. Sé que me dará el permiso.

Me mantuve quieta en mi posición y retiré mi vista de él, como si me apartara de un vínculo.

Pensar en atravesar una vez más una pérdida de esa magnitud se convertía en un dolor corrosivo y agudo clavándose en mi pecho. Logré seguir adelante cuando mamá se fue. Apenas tenía catorce años, pero, aunque se mantuviera distante, veía a mi padre todos los días.

Eso me llevó a preguntarme qué tenía yo en ese preciso momento. Y antes de que la respuesta llegara a mi mente, mis ojos volvieron a encontrarse con los de Carter.

Quizá, sí tenía algo. En C.E.L.E.S.T había pasado los últimos tres meses. Allí encontré un nuevo motivo para seguir adelante, ya no era la niña de aquellos años.

Y si aun siendo una niña pude soportar aquel dolor, entonces ahora sería capaz de hacerlo también.

—De acuerdo —dije, finalmente—. Iré contigo, Carter.

El castaño realizó un leve asentimiento y una grácil curva apareció en sus labios, tan fugaz como un instante. Pero fue suficiente para mí.

—Hablaré con el Director —respondió, de inmediato.

Agente MortalWhere stories live. Discover now