CAPÍTULO 42

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CAPÍTULO 42

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CAPÍTULO 42

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Habían pasado dos días desde el ataque. Dos días, tan solo, pero se sintieron como una eternidad.

No habíamos obtenido información nueva sobre C.O.A.A.T. Sin embargo, Chelsea no tenía descanso alguno. Ya había reiniciado prácticamente todos los protocolos de seguridad en el edificio. Ella tenía una inteligencia impresionante, un equipo de asistencia y la ayuda de Mitchell.

Con esta última no había vuelto a cruzarme tras el incómodo encuentro en el generador. Sabía que en alguna parte de C.E.L.E.S.T estaba ella, odiándome, pero eso era lo que menos me importaba en ese instante. Había situaciones mucho más trascendentales qué atender.

Durante ese par de días, las heridas de mi rostro terminaron de sanar casi en su totalidad y horas antes Hanson revisó mi sistema, en busca de alguna anomalía. Afortunadamente, no encontró nada extraño, además de las vértebras que sanaron por los residuos de energía. Carter también sanaba de manera favorable a la herida en su hombro. Gracias a eso podríamos reanudar las clases al personal pronto. Ese era el plan. Sin embargo..., la espera no podía volverse mucho más larga. Estábamos a contrarreloj y todos lo sabíamos.

Con aquel pensamiento en mente, solté una pesada exhalación y eché la cabeza hacia atrás, manteniendo mi espalda apoyada en el lateral de la cama. Una de mis piernas estaba estirada y la otra flexionada hasta mi pecho. Y el hecho de encontrarme ahí, sentada sin hacer nada, me desesperaba. Porque mientras yo estaba ahí, en algún lugar C.O.A.A.T comenzaba a trabajar con la fórmula que Hanson creó con el fin de ayudar a la humanidad; fórmula que ahora ellos utilizarían para fines oscuros.

Si fabricaban armas capaces de destruirlo todo en un instante, no tendrían límite alguno para lograr lo que se propusieran. Kenneth Olander podría tener en sus manos no solo armas de destrucción masiva, sino el destino del mundo.

Nadie estaba preparado para enfrentar una amenaza como esa.

Tragué saliva y empuñé las manos, reflejo de mi impotencia. Debíamos hallarlos antes de que lograran estabilizar la energía. Era la única posibilidad que tendríamos para detenerlos. Si ellos conseguían desentrañar la fórmula, si construían un generador con la Energía Beltts estabilizada..., sería el fin de la vida como la conocíamos.

Me levanté del piso y hurgué entre la ropa del armario. Necesitaba salir del dormitorio. Sentía que las paredes me caían encima. Mis piernas me exigían correr, mi cuerpo ansiaba actividad, y eso haría: Agotaría hasta la última gota de sudor. Necesitaba escapar de mí misma un rato, porque las emociones y los pensamientos me consumían hasta los huesos, calaban hasta lo más profundo de mí y se apoderaban de cada fibra de mi cuerpo.

Eran alrededor de las cinco de la mañana cuando salí al patio trasero de C.E.L.E.S.T a correr. Me sumergí en aquel hábito como solía hacerlo cuando era estudiante en la academia. Con el pasar del tiempo, mis piernas comenzaron a arder, al igual que mi abdomen. También empecé a sentir el frío clavarse como agujas en mi rostro debido al frío. Pero no me importaba.

Agente MortalWhere stories live. Discover now